- Uno llega a ser no solo el
infinito que juega con globos de colores sino que también se reune con
las entidades, yo los describo como enanos-máquina autotransformadores.
Son entidades que se contorsionan dinámicamente en módulos topológicos
distinguiéndose del fondo que los rodea, el cual a su vez está en
transformación continua.
- Estas sobredimensionales
entidades, estos enanos-máquina nos inundan de amor, colmado de una
cordialidad que hace sentir bien. Son como fragmentos reflejos de una
parte de la propia psique previamente escondidos y súbitamente
autónomos.
y ellos hablan y nos dicen: "No
te sientas alarmado. Recuerda y haz lo que hacemos nosotros". Los enanos
fragmentarios parecen confortantes cuando dicen: "No te preocupes, no te
preocupes, haz esto, mira esto".
- Uno escucha y nota un
lenguaje extraño que está transfiriendo información extraña que no
puede ser vertida en la lengua que nos es propia.
Como monos que somos, cuando
encontramos un objeto translingüistico se activa una especie de disonancia
en nuestro cerebro hendido. Tratamos de verter lenguaje sobre el objeto,
que se desliza como el agua en las plumas de pato. Tratamos de nuevo y
fallamos otra vez y esta disonancia cognoscitiva, esta excitación
temblorosa que sigue saliendo del objeto nos asombra y llena de admiración
y nos coloca al borde del terror. Uno tiene que controlar el terror y para
eso hay que hacer lo que hacen las entidades, lo que nos decían que
hiciéramos
13.
AGUILA |
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- Roberto Benítez
Melgar
- Ronda (Málaga)
España
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