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Todos sufrimos distintas y múltiples pérdidas durante el transcurso de la vida. Es inevitable ante estas situaciones atravesar un proceso de duelo.
El duelo es un sentimiento subjetivo que aparece tras la muerte de un ser querido.
Luto o sentimiento de pérdida son términos que normalmente se utilizan en lugar de la palabra duelo. El sentimiento de pérdida se relaciona con el estado de sentirse privado de algún ser querido que ha fallecido. El luto es el proceso que nos permite la resolución del duelo.
El duelo, además, puede ser la respuesta a la pérdida de status, de un rol, separación de los hijos en la edad adulta, etc. Por ejemplo en el caso de perder el trabajo o ser descendido dentro de una empresa se atraviesa un proceso de duelo debido a que el trabajo implica un arraigo a un lugar físico y psicológico, costumbres y hábitos que deberán ser modificados. Además enfrenta a la persona a una incertidumbre hacia el futuro (¿qué vamos a hacer a partir de este momento sin él?), a una pérdida de la identidad que brindaba la empresa a la que pertenecía. Pérdida también de un proyecto de vida que se había armado alrededor del trabajo (desde formar una familia, comprar una casa hasta el prestigio personal por ser parte de esa empresa)
El duelo es considerado como un síndrome, porque la persona presenta determinadas manifestaciones y síntomas.
La forma de expresar el duelo está estrechamente relacionada con la cultura a la que pertenezcamos (por ejemplo vestirse de negro), a las situaciones que rodean a la pérdida, a la edad de la persona que fallece, la situación vital, si se trata de una muerte anticipada o repentina. Ésta va a abarcar distintos tipos de emociones, tales como llanto, negación, aturdimiento.
Si bien el proceso de duelo puede desencadenarse por múltiples razones, en este artículo se referirá al proceso de duelo desencadenado por la pérdida de un ser querido.
Proceso de duelo
El duelo ocurre o se inicia inmediatamente después, o en los meses siguientes a la muerte de un ser querido y está limitado a un período de tiempo que varía de persona en persona (no se extiende a lo largo de toda la vida)
El trabajo de duelo es un proceso psicológico complejo de deshacer los lazos contraídos y enfrentarse al dolor de la pérdida.
Al hablar de duelo no podemos dejar de citar a Sigmund Freud, quien ha hecho importantes aportes en lo que a este tema respecta. Freud compara la melancolía con el duelo en sus escritos de "duelo y melancolía" (1915-1917)
Ambas son reacciones ante la pérdida de un ser amado. En el duelo, la pérdida, trae grandes desviaciones en la conducta normal. Pero NO se considera una conducta patológica. Esto es muy importante que quede claro, todas las personas que sufren pérdidas afectivas atraviesan un proceso de duelo y es inevitable sentir tristeza ante semejante acontecimiento. En el duelo la pérdida es real, o sea, que se pierde un objeto del mundo externo y se sabe cual es, la persona comienza con conductas anormales (pero no es patológico), se supera con el paso del tiempo. Hay una menor productividad y el mundo queda pobre y vacío.
La melancolía sería equivalente a un duelo patológico. En este caso el duelo se produce ante una pérdida que puede o no ser real, se provoca un estado de ánimo deprimido, desinterés por el mundo externo, autorreproches, autodenigración, insomnio, productividad inhibida. La persona siente un vacío interno. En el duelo, el objeto amado ya no existe más.
Duelo normal en adultos
Un duelo es normal, cuando las respuestas de una persona a la pérdida son esperables y presentan síntomas y un desarrollo predecibles. Generalmente suele ser breve.
Las manifestaciones del duelo suelen perdurar en el tiempo. La duración e intensidad del duelo van a depender de las condiciones que rodearon a la muerte, es decir si ha sido una muerte más o menos inesperada:
Si la muerte es repentina, el shock y la negación perdurarán más tiempo. | |
Si la muerte es esperable o inevitable el duelo puede darse desde tiempo antes de que ésta se produzca y culminar cuando se produce efectivamente la muerte. (duelo anticipatorio) |
Lo normal y esperable es una duración de entre 6 meses y un año. Puede ocurrir que luego de uno o dos años persistan signos y síntomas del duelo, e incluso puede suceder que permanezcan toda la vida. Pero los duelos normales se resuelven finalmente, logrando, recuperar el ánimo productivo. Generalmente a los 2 meses del fallecimiento, los signos y síntomas más agudos suelen ir perdiendo fuerza, pudiendo la persona adaptarse mejor (recuperar el sueño, el apetito y el funcionamiento normal)
Podemos dividir el proceso de duelo normal en tres etapas, tal como lo hace J. T. Brown:
Shock: La persona suele presentar aturdimiento, nudo en la garganta, llanto, desconfianza, negación (comportarse como si la muerte no se hubiera producido), suspiros, sentido de irrealidad, vacío en el estómago.
Preocupación: Se observa ira, insomnio, tristeza, agotamiento, debilidad, anorexia (pérdida de apetito y de peso), anhedonia (desinterés en las actividades placenteras), introversión, pensamientos sobre el difunto, culpabilidad, dificultad en el sueño (problemas para dormirse, despertares repentinos) y para concentrase, sueños con la persona fallecida.
Resolución: La persona puede recordar el pasado con placer, recupera el interés por otras actividades, establece nuevas relaciones.
Estas tres fases pueden variar y presentarse emociones, síntomas o pensamientos de una de ellas en otra de las etapas. Además, estas emociones suelen variar entre hombres y mujeres.
Puede aparecer autorreproche, pero con menos intensidad que en el duelo patológico. Suele estar relacionado con actos triviales que se hicieron o dejaron de hacer con la persona perdida.
El sobreviviente suele sentir culpa, deseos de haber sido él/ella quien debería haber muerto y no el otro. En el adulto son más frecuentes los deseos de morir, de no seguir viviendo sin el ser querido.
Los adultos suelen presentar una tendencia a la idealización y un recuerdo selectivo de los atributos valorizados.
También puede producirse la sensación de "presencia del fallecido", que puede tener una magnitud tal que aparezcan alucinaciones o ilusiones (oír al difunto, verlo, olerlo) Pero, al tratarse de un duelo normal, la persona puede darse cuenta de que esto no es real.
Cada persona va a manifestar el duelo de una forma distinta, porque somos distintos y cada persona es única e irrepetible.
Está comprobado que las personas en duelo son más vulnerables físicamente, lo que implica una mayor posibilidad de presentar algún tipo de enfermedad física.
Duelo patológico en el adulto
El duelo anormal puede presentarse de diversas maneras, que van desde el retraso del duelo o la ausencia hasta un duelo muy intenso y prolongado, asociado a conductas suicidas o síntomas psicóticos.
Factores de riesgo:
Una pérdida inesperada. | |
Presenciar situaciones terribles alrededor de la pérdida. | |
Aislamiento social. | |
Sentimientos de responsabilidad por la muerte. | |
Historias de muertes traumáticas. | |
Intensa dependencia al individuo que falleció. |
El duelo negado es la ausencia de la expresión de duelo en el momento de la pérdida. Este tipo de duelo es patológico, ya que la persona que sufre la pérdida intenta evitar la realidad. Pueden aparecer reacciones físicas similares a las que causaron la muerte de la persona fallecida. También pueden presentar reacciones desmedidas en el primer aniversario de la muerte.
Hay un duelo patológico cuando la persona presenta una falsa euforia.
Otra forma de duelo patológico se presenta cuando aspectos normales de un duelo se distorsionan o intensifican hasta adquirir respuestas en proporciones psicóticas (es decir, creer que uno mismo es el muerto, que se está muriendo de la misma manera que murió a persona (salvo que esto esté sucediendo realmente), oír la voz del difunto persistentemente y no en forma espontánea o efímera, por ejemplo)
Las variedades patológicas del duelo abarcan alteraciones de la salud tanto física como mental. Los grados de estas alteraciones van desde leves hasta graves.
Duelo y depresión en el adulto
Depresión, culpa y tristeza son tres sentimientos que ocurren inevitablemente tanto en le duelo patológico como en el normal. Pero duelo y depresión no son sinónimos. No necesariamente el hecho de sufrir una pérdida y atravesar un duelo va a desencadenar en una depresión. Lo que ambos sentimientos tienen en común es su expresión a través de tristeza, llanto, tensión, pérdida del apetito y/o de peso, insomnio, pérdida del interés sexual, abandono de actividades externas. La diferencia radica en que el proceso de duelo va revirtiendo a medida que pasa el tiempo, recuperando el estado de ánimo normal.
Tanto en el duelo como en la depresión aparecen autorreproches, pero en el duelo se refieren a las cosas que se dejó de hacer con la persona fallecida, mientras que en la depresión la autoinculpación esta centrada en sí mismo.
Los sentimientos de inutilidad, deterioro en el funcionamiento, y retardo psicomotor surgieren un cuadro depresivo grave.
En cuanto a la duración, en el duelo normal los síntomas agudos suelen durar de 1 a 2 meses, mientras que en las personas con un trastorno depresivo la duración es más prolongada.
Es muy importante considerar que las personas deprimidas tienen un mayor riesgo de presentar conductas o ideas suicidas en tanto que las personas que atraviesan un duelo normalmente no presentan estas ideas.
Las personas en riesgo de presentar una depresión en lugar de un duelo patológico, son aquellas que ya han sufrido un cuadro depresivo en algún momento de sus vidas.
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