LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR. SUS EFECTOS EN LA SOCIEDAD CUBANA.

UNIVERSIDAD DE CAMAGUEY

FACULTAD DE DERECHO

 

TESIS OPTANDO POR EL TITULO DE ESPECIALISTA EN DERCHO PENAL

 

AUTOR: Lcdo. PEDRO GILBERTO VALLE MOLINA.

TUTOR: Dr. JUAN CARLOS CARBONELL MATEU.

 

ENERO. 2001.

 

 

 

I. FUNDAMENTACION TEÓRICA Y JURÍDICA DE LA INVESTIGACIÓN.

l.l La violencia, con sus múltiples rostros no nos son ajenos, la reconocemos como un riesgo natural o presumible en las personas. Esta es un fenómeno inherente al ser humano, nos ha acompañado durante milenios, nos acompaña y es una especie de enfermedad que, seguramente seguirá a nuestro lado.[1]

Este problema es aparentemente invisible, pero cierto y además es diario, omnipresente; a pesar de ser una realidad vieja, tradicional, se pone en cuestionamiento más que nunca, cuando se toma conciencia de este crimen.[2]

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, define como violencia: " LA APLICACIÓN DE MEDIOS FUERA DE LO NATURAL A COSAS O PERSONAS, PARA VENCER SU RESISTENCIA"[3].El concepto de Poder y Jerarquía se presenta en distintas definiciones de la violencia, ya que es considerada como una forma de ejercer poder sobre alguien jerárquicamente inferior, por lo que consideramos que es toda acción que desvía el curso natural de los acontecimientos humanos o naturales, forzando o impidiendo nuevas conductas, y conlleva siempre a un desequilibrio del orden físico y psíquico de lo ya establecido.

Un acercamiento al problema trae consigo considerar sus causas, sus diferentes modalidades, sus formas concretas de expresión, sus agentes y sus víctimas, consecuencias e implicaciones. Es por ello que se pueden hacer diferentes tipificaciones de la violencia en función de sus diferentes causas (políticas, raciales, ecológicas, económicas, sociales), o de sus diversas formas de expresión   suicidios, homicidios, torturas, lesiones, afecciones (psicológicas), o por la gravedad del hecho (letales, menos graves, leves), o de los principales grupos afectados (trabajadores, mujeres, niños, etnias, ancianos), así como de los instrumentos empleados (armas blancas, armas de fuego, químicas, etc.).

La violencia es un fenómeno muy complejo, en el cual pueden incidir factores culturales, políticos, socioeconómicos, grupales, familiares, conyugales y bélicos, así como el aumento de la oferta y el consumo de alcohol y de sustancias psicoactivas, además, la influencia de la comunicación audiovisual, con alto contenido de violencia en su variadas modalidades, es decir, es un proceso y no un hecho aislado, parte de todo un conjunto de condiciones y circunstancias que la hacen posible, de diferentes  formas de manifestarse, hechos en los cuales se concretan y de consecuencias directas e indirectas, que implican tanto a los agentes como a sus víctimas[4].

Con respecto a la tipología del comportamiento humano pueden establecerse dos categorías:

La primera se refiere al comportamiento agresivo activo, agresividad esta que puede ser física o verbal y la segunda que se presenta como un comportamiento pasivo.

Existen también diversas teorías en relación con la primera de estas categorías, las cuales fueron creadas en diferentes épocas de la humanidad. Podemos mencionar, entre otras, las siguientes:

En los siglos XVII y XVIII aparece la teoría del contrato social, esta sostiene que el contrato controla la agresión y sus seguidores fueron Hobbes, Locke y Rose. Posteriormente surge la teoría Instintiva que comprende la agresividad innata y sostiene que esta es un instinto de la raza humana, distingue al hombre de otros animales por atacar a sus congéneres, pero además expresa que la agresividad esta dada por factores biológicos como es el síndrome xyy hormonal donde el hombre es más agresivo; comparten esta teoría los Drs Williams Jame y Freud[5]. Mas tarde llega la teoría de la frustración, la cual explica que el bloqueo de una actividad encaminada hacia una meta induce agresión, apoyada esta por los Drs Doob y Sears. Ya en el siglo XX, específicamente en l973, se levanta la teoría del aprendizaje social, el cual atribuye el carácter agresivo a los patrones de comportamiento social y es seguida por Bonduras.

Como vemos, estas teorías poseen un contenido muy específico y responden, cada una, a las etapas socioeconómicas en que surgieron.

A partir de la década del 7O, con el auge de la violencia, comenzaron a formularse más teorías, como por ejemplo, la teoría psicológica y la teoría sociológica. La primera comprende diferentes planteamientos entre los cuales se encuentran, que el comportamiento violento es instintivo e irracional; es decir, que nace con la persona como un reflejo incondicionado, no parte del razocinio y es casi una reacción animal; también se señala que es un patrón de conducta que se aprende, depende del medio que lo rodea y de la educación recibida, además de factores individuales, psicógenos y biológicos, y se señala, por último, que este actuar violento se debe a factores socioeconómicos, dentro de los cuales se destaca la pobreza y las limitaciones del entorno social y comunitario[6]

La segunda teoría expresa que la violencia es endémica de las sociedades occidentales modernas, que es una respuesta al estrés de las estructuras establecidas y que personas de clase baja requieren de la violencia para mantener su supremacía[7].

Independientemente de esta teorías, a nuestro juicio, es importante destacar que la violencia no se produce, ni se desencadena como consecuencia de una causa o agente único, sino que son múltiples los factores que influyen en su aparición, es como una concatenación de actos y hechos que al unirse provocan el actuar violento[8].

Como se aprecia, el análisis teórico de la violencia constituye un fenómeno que requiere seguir siendo estudiado científicamente, con un carácter analítico y generalizador, en equipos multidisciplinarios de médicos, psicólogos, sociólogos, juristas, trabajadores sociales y otros especialistas entendidos en la materia, por la importancia vital que reviste, así como por su repercusión extremadamente nociva para la sociedad cubana actual y perspectiva.

Consecuentes, con la investigación realizada, cabe destacar que el estudio de la violencia en la sociedad cubana adquiere un interés primordial, debido a su diversidad, así como a las múltiples formas que adopta, todo lo que además de las dificultades actuales que entraña, deviene necesidad insoslayable para su prevención y enfrentamiento. Precisamente, por la importancia que adquiere cada día la temática, es la razón suficiente que justifica la profundidad y ampliación de la presente investigación.

 

l.l.2 CLASIFICACIONES MAS FRECUENTES DE LA VIOLENCIA.

En la revisión bibliográfica realizada encontramos numerosos trabajos nacionales e internacionales referidos al tema objeto de estudio. Diversas son también las clasificaciones que en la literatura existen de la violencia, teniendo en cuenta, ya sea el sujeto que acciona, la víctima de la conducta violenta, la esfera que se afecta o la forma en que se manifiesta, entre otras. Sería humanamente imposible, querer abarcar cada una de esas clasificaciones, pero sí creemos importante recoger en nuestro trabajo aquéllas que consideramos, a nuestro criterio lógicamente, las más importantes, que constituyen la siguiente presentación:

. Así, un grupo de especialistas divide la violencia en:

VIOLENCIA ILEGAL: será aquélla que se produce violando un precepto legal y por lo tanto es sancionable, al aparecer recogido en una ley. La sociedad la reconoce y se defiende de ella a través de los cuerpos legales. Aquí encontramos por ejemplo el asesinato[9], el Homicidio[10], o el delito de Violación[11], por tan sólo señal estos ejemplos.

VIOLENCIA LEGAL: Es una de las formas de defensa del Estado para aquéllos que violen sus leyes y normas. Ejemplo, la ejecución judicial.

VIOLENCIA RITUAL: Responde a una costumbre, a un rito y a pesar de que es una forma violenta, la sociedad cubana la justifica y apoya. Ejemplos: el boxeo, la lucha, el fútbol.

VIOLENCIA INSTITUCIONAL: Es la violencia reconocida, apoyada por el Estado y sus instituciones. Ejemplos: la guerra, la ocupación, las represiones políticas, etc.

. Pero no son sólo estas las que podrían mencionarse, pues con el transcurso del tiempo y el desarrollo humano, han surgido nuevas formas, como son :

LA VIOLENCIA ECOLÓGICA: Constituye la forma violenta de destrucción del desarrollo ecológico de determinada zona a través de la tala indiscriminada de bosques, extinción de grupos enteros de animales por la caza, etc.

VIOLENCIA ECONÓMICA: Puede estar referida al empleo de la violencia en las relaciones económicas de cualquier tipo, ya sea a través del bloqueo, de la injerencia económica, etc.

VIOLENCIA EDUCACIONAL: Cualquiera acción violenta que se ejerza sobre un educando para o en el proceso de su formación, ya sea a través de métodos educacionales violentos, como en otros actos que violen a los estudiantes por parte de los integrantes de un centro educacional.

VIOLENCIA INTRAFAMILIAR: Comprende las formas de maltrato que se dan entre los miembros de la familia[12].

Y es precisamente esta última forma de manifestación de la violencia, la que analizaremos en nuestro trabajo, por constituir indudablemente LA FAMILIA, la cédula fundamental de la sociedad, donde no debería existir la violencia en ninguna de sus manifestaciones.

De manera general, debemos señalar que todas estas formas de violencia son crónicas, permanentes o aparecen en forma de ciclo que se repiten casi continuamente.

Para referirnos a la violencia doméstica o intrafamiliar, nos detendremos a analizar la forma en que se manifiesta y sobre quién recae fundamentalmente, aunque debemos aclarar que éstas no son exclusivamente afectadas sólo por este tipo de violencia, sino que pueden ser dañadas por otras formas, al igual que otras modalidades pueden adoptar esta clasificación de conducta violenta.

LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR para su análisis puede dividirse en:

l) Maltrato Infantil: Está constituido por todas aquéllas acciones violentas, por parte de un adulto, en este caso integrante del medio familiar y que afectan de manera directa o indirecta al menor.

2) Maltrato Conyugal: Son las acciones que infligen maltrato a uno de los miembros de la pareja, que por lo general es la mujer, aunque no se excluye que el hombre en ocasiones es también maltratado por su cónyuge.

3) Maltrato al anciano: Todo acto u omisión que provoque daño físico o psicológico a un anciano, por parte de cualquier miembro del componente familiar, adopta las mismas formas que en los menores y puede llegar incluso a la manifestación del abandono del mismo.[13]

La violencia Intrafamiliar adopta diferentes formas, entre las que podemos consignar las siguientes:

·Maltrato Físico: se constituye en la violencia que afecta la integridad física de la víctima, la lesiona o lastima y puede ser producida con las manos o las piernas, o mediante la utilización de objetos o instrumentos, entre los que se destacan: palos, piedras, etc.

·Maltrato Psicológico: Consiste en mantener al individuo objeto del maltrato en constante estrés, mediante amenazas, gritos, etc., pudiendo afectar la psiquis de la víctima, ofendiendo o hiriendo su dignidad personal.

·Maltrato Sexual: Implica el uso de la conducta violenta, en las variadas formas de realizarse las relaciones sexuales, llegando desde el simple halago, hasta el acto sexual propiamente dicho.

Como hemos consignado, son múltiples las clasificaciones de esta importante y muy frecuente modalidad de la violencia, que hoy día constituye sin dudas, un preocupante problema, para la sociedad en su conjunto y para los miembros de la familia en su integralidad, viéndose afectados sistemáticamente millones de personas, sin tener en cuenta sus diferencias económicas o de otra índole[14]

 

l.l.3 COMPORTAMIENTO VIOLENTO DEL HOMBRE COMO SER SOCIAL.

Han pasado siglos enteros para lograr lo que todos denominan civilización, pero bastan unos segundos para que un hombre se vuelva una fiera destructiva y peligrosa hacia su familia, y actúe como cavernícola con su mujer e hijos.

El hombre violento es un ser que se relaciona con todo lo arbitrario, represivo, cruel y temeroso que existe y ha existido durante siglos para tratar a la mujer y también a los niños.

Fue a finales de l97O que comenzaron los estudios científicos sobre el hombre abusivo, con estos y otros estudios se fue revelando que la apariencia del hombre violento, no es la de un matón de película; es un individuo formado en un sistema de creencias de valores que asocian la posesión de masculinidad con la de un poder privilegiado. Ha recibido una educación semejante a los demás, no se distingue de la normalidad masculina general. Puede ser simpático, seductor, atractivo, en fin, un ciudadano modelo, y esto le permite penetrar en el mundo exterior, en su familia y ejercer como actor, juez, médico, empresario, obrero, policía, deportista o científico, sin dificultad aparente alguna.

No nos asombra cuando un varón desde chico ha de responder agresivamente en sus actividades deportivas, juegos rudos, por eso las tensiones las descargan sobre los demás o contra objetos, y es entonces, que la violencia es un ingrediente más en su estructuración de la masculinidad.

Que la violencia se desborde en el ámbito familiar no se justifica, pero puede entenderse, porque se pueden expresar necesidades o emociones que son definidas como ilegítimas o no recomendables en otros lugares.

El hogar se convierte en sitio seguro, para actuar de manera inadmisible, por la privacidad e impunidad en nuestros actos diarios y por la confianza en la seguridad con que actuamos entre el medio de la familia, ya sea con los adolescentes u otros componentes de la esfera familiar[15].

Existen procesos no advertidos, que permiten aclarar la dinámica de la violencia hacia la esposa y son fenómenos que contribuyen a que perdure la violencia. Entre ellos se encuentran:

El primero es la permisividad, provisto por la cultura, el clima, las costumbres que tienden a "desresponsabilizar" al agresor y su conducta es aprobada tácitamente por la tradición, como las leyes que le daban la potestad al marido sobre la esposa, orden este que se traslada también a la víctima, la que encuentra difícil desafiar el comportamiento que la perjudica, pues participa en ese clima de maltrato y termina sometiéndose.

El segundo es la rutinización, que está sustentada sobre la base de la permisividad y hace que las acciones violentas se vayan incorporando a la vida cotidiana, no dejando espacio ni tiempo para el cuestionamiento masculino o agresor.

El hombre violento para justificar sus acciones, culpa a la mujer y se muestra sumamente ofendido en un intento de excusar su reacción exagerada.

 La violencia se transforma en rutina y se mecaniza la conducta tanto del agresor como de la víctima.

El tercero es la idealización y doble moral donde  la víctima, el victimario y el público tienden a confrontar los hechos denigrantes con las ideas tradicionales. Su finalidad es negar lo malo y resaltar lo bueno y que quede oculta la violencia, y hace presión a la víctima para que tolere lo que sucede.

Con el argumento de una supuesta obligación o compromiso moral asumido por la víctima, se le demanda atenerse a la obediencia o derechos excesivos del marido victimario[16].

Estos factores son algunos de los que favorecen tanto la existencia como la incomprensión de la violencia conyugal hacia la mujer.

El abuso tiene intencionalidad y funcionalidad dentro del hombre violento y estas son algunas de las principales:

·      Probar la masculinidad: "Te voy a enseñar lo que es hombre".

·      Vengar una supuesta afrenta: "Me insultó, me traicionó, me denunció, etc.".

·      Proyectar ideas o sentimientos: "Qué se creen que soy"

·      Cumplir un supuesto mandato: "Tuve que hacerlo".

 

Si hablamos de intencionalidad es porque, en la mayoría de los casos, la violencia está dosificada por el hombre violento y este no considera sus actos como crueles o dañinos.

La realidad es que el 9O% de los casos, el agresor es el esposo o compañero de la mujer[17].

Hay, indudablemente, en el hombre que ataca a la mujer a golpes por celos, por no encontrar la comida lista o la ropa lavada, una motivación inmediata que le permite encontrar razones para el maltrato; pero ese mismo hombre que hace de su mujer un saco de golpes para desahogar sus frustraciones, es el mismo, que en el trabajo, con los amigos ó en otros espacios donde generalmente carece de poder, no se atreve a descargar su conducta violenta, sólo lo hace en el protegido espacio privado con los que dependen de él, con los que le están "subordinados" y con quienes le proporcionan la ocasión para sentirse fuerte, el amo, el que manda.

Estos hombres que suelen ser repentinamente hostiles hacia las mujeres, poseen a pesar de sus cualidades negativas, características positivas, por tanto, existe la posibilidad de que puedan cambiar, si reciben la ayuda adecuada y oportuna, de allí la necesidad e importancia de la prevención de la conducta violenta en el seno familiar y en el entorno comunitario. Por esta razón el tratamiento a la violencia intrafamiliar debe tener mecanismos dirigidos socialmente, no solamente a la ayuda y protección de las víctimas, sino al tratamiento y reeducación de los ofensores o agresores, para que resulten efectivos. Definitivamente la reeducación de los hombres con respecto a su relación con la pareja es imprescindible, se constituye en uno de los nuevos retos que tienen las sociedades democráticas para que pueda existir la paz en el hogar, en la calle, en el país[18].

 

l.2 VIOLENCIA, FAMILIA Y SOCIEDAD.

El entorno familiar desempeña un importante papel en el desarrollo de la personalidad del hombre y en el progreso de la sociedad, en ella el individuo encuentra antes que en cualquier otro sitio, un ambiente educativo, no sólo en sentido individualista, sino también en sentido social, porque persona y sociedad se condicionan recíprocamente.

Independientemente de esto, existe una ineludible realidad en relación con la vida que se lleva en el hogar y a pesar de que esta debe ser armoniosa y pasiva, la realidad es que aún en esas casas donde no existen problemas graves, generalmente siempre hay conflictos, en oportunidades insignificantes y pasajeros, pero sencillamente conflictos al fin, muchos de los cuales generan en oportunidades conductas violentas.

LA FAMILIA, con el padre y la madre juntos es considerada como un ideal y muchas personas creen que esta debe permanecer unida a toda costa y se le otorga más valor a la preservación de la tradicional unidad familiar que a la felicidad y seguridad de los miembros individuales.

También existe la creencia de que los niños necesitan al padre en el hogar, sin tener en cuenta la calidad de la relación o los riesgos que pueden enfrentar con motivo de su presencia.

Ideas como: "a pesar de todo es un buen padre" o "el lugar de una mujer es el hogar", determinan que las familias permanezcan unidas por motivos equivocados y allí comienza entonces el deterioro de la vida familiar y aparece la temida palabra violencia o se exterioriza la común conducta violenta.

Está demostrado que en la mayoría de los casos, el hombre que maltrata a su pareja, reproduce patrones de conducta aprendidos en su niñez y repetidos, muchas veces, durante años en su hogar. Por otra parte, a él no se le adiestra para desarrollar destrezas en la correcta comunicación del adecuado ambiente familiar, más su papel en el núcleo familiar es el de ser duro, invulnerable y mayoritariamente dominante.

Sin embargo, a la mujer se le enseña a ser dulce, tierna y dependiente del marido[19].

Además, a todos se nos educa bajo el precepto de que el hogares un lugar privilegiado, en cuyos procesos internos no deben interferir los extraños y así aparecen las frases muy criollas de que: " entre marido y mujer nadie se debe meter" o "esos son problemas familiares y por tanto privados".

A pesar de esta fachada que pretende dejar oculto un delito que se comete a diario, la verdad se impone, pues el papel que desempeña la familia en el maltrato la vemos al menos en dos aspectos innegables: el primero, como ámbito donde se produce el maltrato, ya que es casi siempre dentro del hogar[20] donde se nos presenta esta modalidad como fenómeno violento, al existir varios factores que influyen sobre el grupo familiar, y donde se generan diversos conflictos y, el segundo, como ámbito donde se socializan niños y niñas para asumir los roles socialmente adjudicados, donde se reproducen ideas, valores, pautas de comportamiento y modos de vida imperantes, entre otros factores y patrones de la convivencia social y familiar.

La comunidad tiene, en nuestra sociedad, un importante papel en la erradicación y prevención de este fenómeno en las familias, como parte integrante de las mismas, ya que los patrones violentos aprendidos en el seno del hogar son los que luego se traspolan a la comunidad y afectan al vecindario, ya sea mediante alteraciones que dañan la tranquilidad ciudadana o por la apatía hacia las actividades sociales convocadas, que reflejan, sin dudas, el estado de ánimo imperante o las actitudes propiamente violentas con el resto de la comunidad y en el entorno donde se desenvuelven los sujetos que desarrollan las conductas violentas.

Es por ello que la violencia intrafamiliar es un problema delicado, en el marco de cualquier sociedad y especialmente en la nuestra; las organizaciones sociales y de masas estructuradas en la comunidad, como forma de organización de nuestra Sociedad Civil, pueden brindar un gran apoyo, no sólo a la hora de detectar los hogares donde se producen las conductas violentas y por ende los maltratos, sino también en la orientación, la ayuda especializada que deben y pueden recibir los integrantes o componentes de dichos hogares[21].

El trabajo comunitario en este sentido nos brinda grandes posibilidades, desde el análisis que realiza el médico de la familia hasta el trabajo profiláctico que podemos realizar cada uno de los integrantes del vecindario y todos juntos en función de un sólo objetivo: lograr que podamos entendernos, sin recurrir a las conductas violentas[22].

 Los problemas de la familia, en muchas oportunidades, repercuten en la comunidad y en la sociedad en general, igual ocurre cuando el proceso se invierte.

Así, pues, el fenómeno de la violencia no puede ser comprendido solamente dentro del marco familiar y como un mero producto de las interacciones que se dan en ella; no sólo se maltratan los individuos, ellos no son los únicos autores del maltrato. Hay maltratos que se producen en el ámbito social y otros se interactúan.

Diversas situaciones que se analizan como causas o razones de la conducta maltratante de un individuo, más que razones para el maltrato son, en sí mismas, formas del maltrato social.

La sociedad maltrata cuando por su forma de organización y estilo de vida permite que en su interior existan y perduren situaciones de extrema pobreza en contraste con grupos que gozan y abusan de todos los privilegios; cuando conscientes de estas condiciones injustas, adormecemos nuestra conciencia intranquila impulsando formas de protección y paternalismo que, lejos de proporcionar una solución al problema, encierran y ocultan las manifestaciones más extremas de este maltrato social entre cuatro paredes.

La familia maltrata porque frecuentemente en su interior se producen todas o gran parte de las formas sociales del maltrato. En el interior de la familia es donde los adultos tomamos la "revancha", nos desquitamos de las múltiples violencias e injusticias de las que somos objeto en los otros ámbitos sociales. El autoritarismo, la inseguridad y la incertidumbre que nos afectan fuera del circulo familiar por nuestras condiciones de trabajo, por nuestros ingresos, por nuestros disgustos y muchos otros factores, se descargan dentro de la familia. Nuestro desquite es hacer dentro de la casa, lo que a cada uno de nosotros nos hacen afuera. Si nos ordenan, ordenamos, si nos golpean, golpeamos, si nos insultan, insultamos, si no nos dejan exponer nuestras razones, no dejamos que otros nos digan las suyas. Y los destinatarios, los receptores de esta violencia social, son especialmente los niños y las mujeres.

Gran parte de esas acciones que constituyen maltrato, están incorporadas a la rutina de la vida diaria de los grupos sociales; las personas, las familias, las escuelas, el Estado y la sociedad y muchas de las formas del maltrato son vistas, entendidas y evaluadas como normales. Nos hemos acostumbrado a vivir con el maltrato. Nos molestan o nos inquietan los excesos, pero aprobamos y valoramos sus manifestaciones más cotidianas.[23]

En resumen, el maltrato tiene múltiples causa, se presenta y se manifiesta en muchos ámbitos de nuestra sociedad, sus actores son numerosos y en muchas oportunidades con comportamientos no individuales, siendo un hecho incorporado a nuestra vida cotidiana, en cierta medida viene formando parte de nuestra cultura.

De ahí que definamos por Maltrato Social: todas las formas de comportamiento sociales, institucionales, colectivas e individuales, que se originan y actúan en la vida cotidiana de todas las esferas o ámbitos de la vida social, civil y pública; son el resultado de múltiples causas que interactuan de un modo complejo y cuya consecuencia es conocida o no por sus autores, es la instalación de condiciones que impiden, retrasan o deforman el desarrollo individual y en especial  el de los niños, que ocasionan deterioro a la calidad de vida de los mismos[24].

Como vemos somos nosotros, los integrantes de la sociedad quienes convivimos y aceptamos las distintas manifestaciones del maltrato, quienes como simples espectadores dejamos hacer y buscamos un culpable o una razón y somos, sin embargo, nosotros mismos, la sociedad, quienes debemos combatir y educar mejor a nuestros integrantes para borrar lo que por años ha sido normalmente un problema privado o familiar.

Desterremos, desde ya, algunos mitos y creencias que existen en el seno de nuestra sociedad y comencemos a educar a todos y por el bien de todos, como señalara nuestro héroe nacional José Martí[25]

 

1.2.1 LA VIOLENCIA EN LA SOCIEDAD CUBANA

Muchas personas tienen la impresión  de que en Cuba, no se manifiesta la violencia doméstica, y que los cubanos no somos violentos en nuestro comportamiento cotidiano. Otros piensan exactamente lo contrario. El primero de los juicios quizás se asienta en informaciones provenientes del exterior o por medio de películas foráneas que recrean realidades de extrema tensión en ciudades con delincuencia organizada y en contextos políticos-sociales convulsos. Si el punto de referencia es aquel, la respuesta de que no hay violencia en Cuba sería probablemente la adecuada[26].

No obstante Cuba, a pesar de los logros alcanzados no es ajena a las manifestaciones de las conductas violentas, la propia personalidad del cubano, con su explosividad muchas veces del carácter, su impetuosidad y firmeza hacen que adopten actitudes que generan y constituyen actos violentos, no solo en el marco mas privado, es decir, la familia, sino también en el entorno social, aunque, poco se sabe acerca de los múltiples aspectos que conforman el diario vivir, donde ocupan espacios numerosas expresiones que lesionan, ofenden, abusan, amenazan, producen inseguridad o perjudican la autoestima y la integridad anímica, física o emocional de otros, las cuales en oportunidades no son registradas como manifestaciones de violencia, ni siquiera por los sujetos que son víctimas de las agresiones.

Por otra parte, nuestra sociedad asediada constantemente por diversas presiones económicas, el bloqueo, la escasez que padecemos y la manifestación indudable del período especial en los últimos años, nos convierten sin dudas en una sociedad muy activa, donde la dinámica y la premura, son palabras de primer orden y en consecuencia son frecuentes la manifestación de actos y conductas violentas.

Muchos son los motivos que exteriorizan e inciden en el actuar violento del cubano, los que hasta en su idiosincrasia no son nada pasivos, como ya habíamos apuntado, pero destacamos entre otros factores importantes: el machismo, los celos, la intransigencia, el alcoholismo y la prepotencia[27].

El trabajo comunitario nos permitió conocer como las personas se tornan violentan muy fácilmente y no solo en el hogar sino también en la comunidad y en el comportamiento social en general.

Ahora bien, es significativo resaltar la necesidad de profundizar en el tema de la violencia familiar en Cuba, ya que a partir del análisis de las características de la criminalidad en delitos como: asesinatos, lesiones, violación y otros, observamos en los casos examinados, que los mismos se han desencadenado mayoritariamente a partir de un encuentro violento, muchas veces en la propia familia, que debía constituirse en el núcleo armónico y educativo de las nuevas generaciones.

Somos del criterio, de que el tema de violencia intrafamiliar en Cuba es una situación realmente preocupante, por las funciones y el papel que dentro de la sociedad cubana actual esta llamada a desarrollar la familia.

Enfrentar este problema es un reto para toda la sociedad, pero fundamentalmente para las organizaciones sociales y de masas, como parte de la estructuración de nuestra sociedad civil, en la búsqueda de medidas y acciones, capaces de prevenir y eliminar en lo posible, las conductas violentas del seno de nuestra sociedad.

 

l.2.2 MOTIVOS PARA LA AGRESIÓN Y LA VIOLENCIA EN LA FAMILIA.

La literatura especializada señala que el conflicto familiar se asocia a una configuración de variables socioeconómicas y culturales de base. Entre estas se destaca la existencia de una subcultura machista, en la cual el castigo físico y moral de la mujer se encuentra legitimado. La existencia de esa subcultura machista implica a su vez, una percepción de las propias mujeres, quienes en muchos casos aceptan los castigos. Los hijos de la pareja participan necesariamente en la observación y en los efectos de los actos violentos manifestados, violencia que quiebra su capacidad emotiva y la distorsiona, destruye su moral y sus valores[28].

En los diversos estudios sobre violencia contra las mujeres, se señalan más frecuentemente como causas, los siguientes hechos: el alcoholismo, la drogadicción. problemas con la familia política, infidelidad, trastornos mentales, abandono del hogar y de las obligaciones, incompatibilidad en la pareja, rechazos, homosexualidad y celos[29].

Es importante reconocer la contribución de estos problemas al desencadenamiento de respuestas violentas por parte de las personas implicadas en una relación. De hecho, estas circunstancias se convierten en desencadenantes, casi de una razón para la agresión.

Otros estudios señalan como responsable la situación de marginamiento, pobreza, hambre, falta de oportunidades que con su cuota de frustración, impiden que las relaciones entre los miembros de la familia se desarrollen en un contexto sano, puesto que soportan una situación endémica de violencia.

En el caso de la agresión a los niños, todas estas causas están presentes, pero únales a ellas el llanto, la desobediencia, las travesuras, el pedir comida y el no poder mantenerlos[30].

En los niños, por su posición de estar muchas veces representados por sus propios maltratadores, es necesario ahondar en la sospecha, al presentarse una situación donde se debe pensar, que está presente el síndrome, por ejemplo cuando: no existe concordancia entre el relato de la magnitud del traumatismo y el grado de lesión, antecedentes de traumatismos previos o ingresos frecuentes a hospitales, retardo en llevar al niño al servicio médico o existe falta de interés del agresor hacia las lesiones y frecuentes abandonos del niño. Resulta evidente, que el personal médico puede ayudar y recopilar estadísticas al respecto y no sólo dar atención a la lesión física, sino aconsejar, ayudar, tanto a las víctimas como al agresor, pues su trabajo preventivo y educativo, en el ámbito de la comunidad, será extremadamente útil a todos.

En nuestro país, según el informe del Taller de Violencia Familiar realizado en abril de l994 y en el Taller acerca de la Violencia contra la Mujer, realizado en La Habana en febrero del mismo año, se señalan como causas más frecuentes de la conducta violenta las siguientes: conflictos ideológico-políticos, conflictos ideológico-religiosos, nacimiento y promiscuidad, alcoholismo, el anciano como carga familiar, hijos no deseados, problemas económicos, rechazos a hijos u otros familiares, bajo nivel cultural, frustraciones y celos, trastornos psiquiátricos, separación familiar, irresponsabilidad materna y paterna, machismo y prepotencia, infidelidad, insuficiente educación para el rol padre-madre y de pareja, falta de afecto y de unidad familiar, incomprensión e intransigencia, problemas de vivienda, etc.[31].

Como vemos, a pesar de que las manifestaciones de la violencia intrafamiliar no alcanzan el carácter bestial y repulsivo como ocurre en otros ámbitos nacionales, es evidente que poseemos una gama de situaciones que provocan la violencia intrafamiliar y que es necesario combatir y prevenir sistemáticamente.

 

 

1.3.ASPECTO CONCEPTUAL Y DOCTRINAL SOBRE LA VIOLENCIA     INTRAFAMILIAR.

Es normal que cuando se utiliza el vocablo violencia, muchas personas lo asocien solamente a actos bestiales, extremadamente perversos y criminales y que existen sólo en otras partes del mundo, en los que las cifras escalofriantes de violaciones, golpizas, actos pasionales y escándalos son muy frecuentes y por tanto tienden a negar su existencia en Cuba o por el contrario le restan significación a sus diversas formas de manifestación en nuestro entorno social, a pesar del que el fenómeno como tal es palpable y por tanto prevenible.

La violencia, se ha tornado uno de los problemas sociales más serios y alarmantes a que nos enfrentamos hoy en día, particularmente cuando se proyectan contra mujeres y niños, actitudes estas que han ido en aumento en los últimos tiempos, favorecidas por múltiples circunstancias y factores, en oportunidades de carácter objetivos. Pero no son éstos, los únicos receptores de la conducta violenta, ésta se manifiesta también en la familia, en ese espacio llamado privado. Es decir, el núcleo familiar no solamente se ve afectado por la llamada violencia social, sino que en su seno se reproduce también una forma específica de ella, denominada "Maltrato".

Cuando hablamos de violencia doméstica o de violencia intrafamiliar en el término se establece una paradoja debido a que violencia es sinónimo de peligro, rencor, odio, destrucción, y en cambio, familia representa dulzura, amor, ternura, estabilidad, un lugar donde se forma al hombre. Es por ello, que este binomio nunca deberá vincularse y mucho menos referirse a conductas de personas que conviven dentro del hogar o que han tenido la confianza suficiente para darse afecto el uno al otro y a su prole.

La unión de las palabras violencia con familia se define como cualquier acción, omisión o conducta mediante la cual se inflige sufrimiento físico, sexual o mental, mediante engaño, amenaza, acoso, coacción o cualquier otra medida en contra de uno o más miembros de la familia, con el propósito de intimidarlo, castigarlo, humillarlo o mantenerlo en un papel de estereotipo sexual o de negarle su dignidad física, mental o moral o de menoscabarle la seguridad de su persona, su autoestima, su personalidad y su capacidad física o mental[32].

 Pero no podemos ver este concepto aislado, junto a el aparecen otros que inciden de forma directa o indirecta en este fenómeno que pretendemos encarar, como son el de "Sociedad" que significa la reunión de personas, familias, pueblo y naciones. Es una agrupación de personas constituidas para cumplir un fin mediante la mutua cooperación. También se une a éste la familia que es el grupo social más importante dentro de aquélla, por su antigüedad y universalidad y por constituir el núcleo fundamental de la misma, fundado en el matrimonio y abarca  la relación entre los padres, esposos e hijos, y por último se vincula la Comunidad, como una junta o congregación de personas que viven unidas bajo ciertas reglas de convivencia social homogéneas[33].

Consideramos necesario además dejar por sentadas las diferencias fundamentales entre violencia como categoría y violencia intrafamiliar, pues nos damos cuenta de que el patrón que envuelve la violencia doméstica presenta una situación muy particular entre las víctimas y sus agresores; entre éstos existen no solamente vínculos de sangre y matrimoniales, sino que además existen vínculos afectivos.

Esta situación particularísima es la que la distingue de la relación ordinaria de violencia entre una víctima y su agresor en el medio social o comunitario.

En la violencia en sentido amplio se comete un hecho delictivo o dañoso, aislado, donde la relación entre las partes comprometidas es exclusivamente el incidente provocado. Antes de su comisión las personas no han tenido contacto alguno, casi nunca se conocen y posteriormente sólo queda la acusación contra el delincuente o la reclamación contra el ofensor de los daños ocasionados y, tal vez, una trascendencia a un ámbito reducido de la sociedad y muchas veces sin ulteriores consecuencias.

En la violencia intrafamiliar las partes envueltas en la relación, no solamente tienen las vinculaciones indicadas, sino que, además, en la mayoría de los casos comparten una misma vivienda.

Esta situación es la que crea precisamente el patrón distinguible de esta condición. La víctima que sufre la violencia quiere o aborrece al agresor o no quiere o teme actuar en su contra en un sentido bastante mayoritario[34]. Si no lo hace, continuará sosteniendo una situación intolerable y si actúa ofensivamente contra él, las terribles consecuencias deteriorarán la situación y la convertirán en una aún más peligrosa, porque generalmente cuando esto ocurre, el ofensor se vuelve más agresivo, y aún peor, en la mayor parte de los casos se mantendrá viviendo en el mismo domicilio de la víctima de la violencia.

De manera general, los efectos de la violencia intrafamiliar llegan a todos los miembros de la familia, genera en muchos casos delitos diversos, con sus consecuencias o secuelas muchas veces permanentes, y sus víctimas correspondientes, las que tendrán dificultades para pedir ayuda, al aparecer la palabra lealtad, pues no ha de ser fácil la decisión de denunciar el hecho y sentirse después culpable de ocasionar la desintegración familiar o de perjudicar al agresor de manera irreparable, ya que una cosa es chocar con un sujeto o grupo de sujetos de conductas violentas de forma accidental y otra, muy diferente, es convivir con él y por demás, estar unidos por vínculos familiares importantes.

Precisamente en esto estriba la principal diferencia, pues la violencia en la familia adquiere un carácter extraordinariamente nocivo, al ser ésta la encargada de la formación del individuo. Por tanto, somos del criterio de que esta modalidad de la violencia intrafamiliar, al ser la que mayor repercusión tiene, es la que debe ser encarada, prevenida y en lo posible erradicada con mayor prioridad del seno de la sociedad cubana actual.

l.3.l ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA VIOLENCIA       INTRAFAMLIAR. SUS MANIFESTACIONES EN EL MUNDO DE HOY.

La violencia ha sido una práctica constante en la historia de la humanidad y legitimada durante siglos por las diferentes instituciones sociales, llegándose a aceptar los hechos violentos como naturales.

Por tanto, este fenómeno no es nuevo en la historia, pero sí en su tratamiento, ya que hace apenas veinte años comenzó a aparecer como un asunto público, lo que antes siempre estuvo relegado a la convivencia un tanto privada de la vida del hombre, a lo oculto y al silencio.

La crueldad con los niños y adolescentes ha provocado indignación contra los culpables y simpatía y lástima hacia las víctimas en todos los tiempos, pero no es así del todo para con las mujeres. Muestra de ello, es que para los primeros, desde el Código de Hammurabi, 2OOO ANE ya se recogía el maltrato como delito, estipulando, por ejemplo, que la nodriza que dejaba morir en sus brazos a un lactante debía sufrir la amputación de sus senos.

A partir del siglo XVI la autoridad de los padres y su poder de coerción se reforzaron. Así vemos como el jurista Pierre Ayrault opinaba que la "Disciplina doméstica en la que el padre es como un dictador, ha querido que de su voz dependiera todo lo que está bajo  él"

En el medioevo admitían los teólogos que los hijos eran cosas de sus padres, a ellos pertenecían en plena propiedad, porque él los había hecho; contra estas teorías se alzaban leyes impuestas por los emperadores cristianos, al negar a los padres el derecho de matar a sus hijos.

El infanticidio fue una de las primeras manifestaciones de agresión infantil que se practico en todas las partes del mundo, en todos los tiempos y en todas las culturas, tanto para realizar ritos religiosos como para controlar a la población o simplemente para dar pruebas de fidelidad a un dios o a un rey.

En la Biblia, una de las escritura más antiguas de que se tiene conocimiento, se describe la matanza de los Santos Inocentes por capricho de un rey.

viajando hacia el Asia, en China hasta el año l837 se permitió el asesinato de menores.

Sería bueno recordar las descripciones hechas por Carlos Dickens y Víctor Hugo sobre los abusos a que eran sometidos los infantes o simplemente repasar los cuentos que les hacemos a nuestros niños como la Cenicienta o Blancanieves, donde el maltrato hacia esos célebres personajes es común denominador.

Durante la Revolución Francesa se recrudecieron la explotación y los malos tratos hacia los menores, y se establecieron largas jornadas de trabajo para estos.

Al llegar a la segunda mitad del siglo XIX se estableció en E.U. la primera sociedad para la prevención de la crueldad en los niños.

En Inglaterra, hasta hace pocos años, se permitió el maltrato hacia el escolar, que se resume en el aforismo: "La letra con sangre entra".

Pero el estudio médico de este síndrome no comenzó hasta l888 por el Dr. West, y en l962 en la reunión anual de la Academia Americana de pediatría, el Dr. Henri Kempe, utilizó por primera vez el término de " síndrome del niño maltratado".

Ya en el siglo XX la paternidad ha dado más deberes que derechos, y está recogida en casi todas las cartas magnas de los países del mundo la obligación de los padres de dar alimentos a sus hijos y defender sus legítimos intereses.

Con respecto a las mujeres en el año l359 en una ciudad llamada Burdeos, se declaraba la costumbre en relación con el hombre que matare a su esposa en un acceso de cólera, no sufriría ninguna pena, siempre que se confesara arrepentido mediante juramento.

En la Roma primitiva el padre de familia escogía a la esposa y podía venderla, castigarla e incluso matarla.

Después de las guerras púnicas, por la ausencia de los hombres que estaban en los campos de batalla, permitieron a las mujeres asumir posiciones de responsabilidad en la política, la religión y la filosofía.

En la Edad Media se utilizó la mujer como instrumento de paz, a través de los matrimonios entre Estados y se les restituyó al marido todo el poder que tenía sobre la esposa a la que podía castigar y matar si le era infiel.

En el siglo XIII se decía que: "Estaba bien que el marido pegare a la mujer sin matarla ni herirla cuando ésta le desobedecía". También se decía que todo señor y jefe de familia podía castigar a la mujer y a la familia, sin que nadie pudiera interponerse.

Ya en el siglo XVI y XVII se prohibía lisa y llanamente pegar a las féminas, aunque se decía que como el marido tenía el deber de corregir a su mujer, eso implicaba a veces  una cierta dosis de violencia.

En el siglo XVIII la religión santificó el matrimonio y aumentó las potestades del esposo, el que podía golpear a la mujer por ofensas a su autoridad.

Por fin, en las postrimerías de este siglo la evolución está prácticamente terminada, la mujer comienza a tener un lugar dentro de la sociedad y empieza a defender sus derechos y desempeña verdaderamente el papel que le corresponde en la familia.

El siglo XIX significó un cambio radical para todas, se abolió, en l889 en Inglaterra, el derecho del esposo a castigar a su cónyuge, aunque es bueno señalar que en pleno siglo XX con todos los adelantos económicos y sociales, existen actos de maltratos y violencia dignos de ser señalados como involuciones de la humanidad, como por ejemplo el decreto aprobado en Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Arabes Unidos, Irán e Irak, que permite asesinar a las mujeres si incurren en adulterios o deshonras, firmado nada más y nada menos que en l990.

En algunos países árabes la ley establece que en caso de adulterio las víctimas sean enterradas en el suelo y se les deja únicamente la cabeza afuera y los varones se colocan en semicírculo alrededor de ella y le lanzan piedras hasta matarla.

Sin embargo, no es hasta l975 que se trata el problema de la violencia intrafamiliar en la Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer, celebrada en México, que aunque no profundizó sobre tan controvertido tema y sólo adoptó un plan mundial para que la mujer pudiese disfrutar de igualdad de derechos, oportunidades y responsabilidades, se vio claramente que el mundo ya estaba tomando conciencia de esta epidemia de crímenes sin castigo.[35]

MANIFESTACIONES DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR EN EL MUNDO   DE HOY.

La violencia intrafamiliar no es un fenómeno de una formación económico-social determinada, sino que se manifiesta en todos los países, sea cual sea su sistema o su desarrollo. Lo que ilustraremos a continuación, confirma lo anteriormente planteado:

En el Uruguay: Debido a los múltiples abusos que se cometen, se decidió en l983 crear un Tribunal de Violencia contra la mujer, que recoge denuncias y asesora y orienta a la mujer maltratada.

En Costa Rica: A pesar de ser unos de los primeros países en desarrollo en el área, no está ajeno a esta problemática, ya en l984 se creó un albergue para mujeres agredidas. Las fundadoras de la misma explicaban como muchas veces llegaban mujeres con candados que perforaban sus labios, con dedos cortados o golpeadas brutalmente. Una de cada dos mujeres son víctimas de agresión en algún momento de sus vidas.

En Puerto Rico : Se plantea que el maltrato contra la mujer es el mayor crimen sin perseguir. El 60% de los puertorriqueños son víctimas del maltrato en todas las esferas y clases sociales. Tradicionalmente la policía no responde a llamados de violencia por considerarlas "peleitas de matrimonio". La mayoría de las mujeres (50%) víctimas de homicidios y asesinatos es este país mueren en manos de sus ex o esposos.

En Chile: En los años l987 y 88 se entrevistó a un grupo poblacional femenino y el 80% dijo haber sufrido violencia doméstica.

En Bolivia: Fue creado el consultorio femenino y en su primer año de fundado se habían atendido l,300 casos de los cuales el 90% fueron por violencia y maltratos.

En Venezuela : Cientos de miles de niños venezolanos, no disfrutan casi desde su nacimiento de la protección del padre. Este país, continúa siendo, como el resto de las naciones latinoamericanas... una suerte de orfelinato donde el 42% de los niños crecen sin haber tenido jamás la presencia de su padre. Es sin embargo, un país, donde se ha trabajado legislativamente, al igual que otros de la región, en la conformación de una Ley contra la Violencia Intrafamiliar, es el caso además de Puerto Rico, República Dominicana[36], aunque, desgraciadamente, en oportunidades se convierten en letra muerta.

En Colombia: Al Instituto Colombiano de bienestar familiar llegan cerca de un 70% de casos de denuncias por violencia del hombre a su compañera.

Unidos En Estados: La Violencia Familiar es uno de los delitos más comunes, pues estos actos ocurren cada l2 segundos, aproximadamente la mitad de todas las parejas en este país experimentan al menos un acto de violencia, y para un cuarto de estas la violencia ocurre regularmente, el 20% de los homicidios se llevan a cabo dentro del núcleo familiar y el 13% es cometido por uno de los cónyuges. La mayoría de estos actos se cometen contra la mujer. Seis millones de mujeres norteamericanas son golpeadas por sus esposos o amantes y 4000 de ellas son asesinadas, la golpiza es la mayor causas de heridas en las mujeres, más frecuentemente que en los accidentes, asaltos y violaciones conjuntamente.

En la ciudad de Atlanta el 60% de las llamadas telefónicas nocturnas se deben a disputas domésticas y en Bostón ascienden a más de l800 al año según el Ministerio de Justicia, una mujer es violada cada 6 minutos en Estados Unidos[37].

En México: Determinó que el 61% de las dueñas de casa son golpeadas y que el 95% de las mujeres obreras son hostigadas sexualmente por sus jefes.

En Jamaica: El 22% de los delitos cometidos en contra de la mujer involucran la violencia doméstica.

En Canadá: Una de cada cuatro mujeres corre el riesgo de ser agredida sexualmente, en la mitad de los casos antes de los 17 años de edad.

En la Argentina: Un estudio mostró que una de cada cuatro mujeres es golpeada por su pareja.

 

En otros países que no pertenecen a nuestro continente:

En Suiza: Las mujeres van al psiquiatra para resolver esos problemas de la violencia con pastillas, sedantes, antidepresivos y terapia, se utiliza la electroconvulsión para las más golpeadas que se encuentran en un profundo grado de desesperación

En Alemania: En varias ciudades existen las denominadas casas de mujeres, cuyo objetivo es servir como refugio para las esposas que son víctimas del maltrato.

En China :Es una práctica casi común el infanticidio femenino y el abandono de los niños recién nacidos.

En Gran Bretaña: Una de cada siete esposas ha sido violada por sus esposos.

En el África: Aproximadamente 80 millones de mujeres han sufrido de mutilaciones sexuales ( se refiere a la clitoridectomía que se realiza a las niñas cuando son muy pequeñas ).

En Sudáfrica Una de cada seis adultas es agredida con regularidad por su compañero. En por lo menos el 64% de los casos, los hombres abusan también de los niños de la familia.

En Francia: El 95% de las víctimas de violencia son mujeres, el 51% de estos hechos son cometidos directamente por el marido.

En Paquistán: El 99% de las amas de casa y el 77% de las mujeres que trabajan fuera de sus casas son golpeadas por sus maridos[38].

 

1.3.2 LA MUJER ANTE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR. SUS EFECTOS SOCIALES.

Sabemos que en hogares aparentemente respetables existen mujeres golpeadas, niños maltratados, ancianos agredidos y cónyuges en conflictos. No hablamos de las peleas esporádicas del matrimonio o entre hermanos, nos referimos a modalidades crónicas, permanentes, de comportamientos agresivos que recaen sobre todo en los más débiles del grupo. Ya en el primer capítulo de este trabajo hicimos mención a la clasificación de la violencia.

Expliquemos ahora las dos cuestiones más graves en relación con la violencia intrafamiliar debido a su extensión e intensividad, es decir, las que se refieren a la mujer golpeada y al niño maltratado. Pues para alguno de ellos la vida familiar no suele ser como la imagen idílica de algunos libros o novelas de televisión, se convierten en realidad, en muchos casos, en un lugar de terror y riesgo a veces fatal.

Comencemos por la Violencia Conyugal, que se define como la situación de maltrato y abusos que se dan entre los miembros de la pareja, tanto formalizada como no formalizada, en forma cíclica.

Estamos frente a una mujer golpeada cuando la pareja ha pasado, al menos dos veces, por el ciclo de la violencia. Este ciclo consta de tres fases :

Primera fase : Acumulación de tensiones

En ella se manifiestan golpes menores, hostilidad y tensiones crecientes, un control excesivo y hostigamiento constante.

Entre tanto, la mujer trata de no enojar al hombre, emplea su fuerza psicológica para impedir las situaciones de desajuste, no para salir de ellas, adopta una actitud un tanto pasiva, niega las situaciones difíciles como mecanismo de defensa, minimiza la violencia e intenta controlar la situación familiar, salir lo menos posible y un tanto evitar las causas problémicas.

Por otro lado, el hombre cree tener derecho a pegar, apoyado en la pasividad de la mujer, sólo es violento en el hogar, sabe que su comportamiento difícilmente será castigado y va aumentando paulatinamente su condición de abusivo y controlador.

Esta fase por lo general puede ser prolongada, pues no depende de factores externos ni de la conducta de la mujer y siempre se va a desencadenar el ciclo.

Segunda fase: Episodio agudo de golpes.

Ya en ésta aparecen los golpes graves, las lesiones e incluso la muerte.

La mujer trata de esconderse, no opone resistencia, pues considera inútil escapar, queda en estado de shock, indiferencia, depresión, desespero, y no suele buscar ayuda salvo que sea lesionada gravemente, en oportunidades logra el abandono del hogar.

El hombre cree que sólo la golpea para disciplinarla o darle una lección, pierde el control y no sabe como terminará.

En esta fase cuando se llega a lo inevitable, la mujer será golpeada, no importa lo que haga, y constituye una descarga incontrolada de tensión, de una excesiva impredecibilidad y gran nivel de destructividad. Tiene corta duración.

 

Tercera fase: Conducta arrepentida.

Por último viene el arrepentimiento del golpeador con las correspondientes promesas de no volver a pegarle.

Aquí la mujer se siente con fuerzas y hace consultas con otras personas, quiere y necesita creer que él ha cambiado y que si ella fuera mejor el siempre sería así[39].

En caso de haber dejado la casa durante la segunda fase ya puede volver y desiste así de tratamientos, ayudas y acciones legales iniciales. El hombre se vuelve cariñoso, gentil, protector, pide perdón y se convence a sí mismo de que no volverá a pegar ni agredir. Pide la intervención de otras personas, a su favor, en el caso de que la mujer, lo haya abandonado.

Esta fase es muy deseada por la pareja y se asemeja mucho a  una "luna de miel", con duración variable. Aquí la dependencia entre ambos es obvia.

Más, la violencia conyugal no está ajena a los distintos tipos de maltrato. Empezaremos con la violencia física, que puede discurrir entre golpes menores hasta golpes de mayor magnitud: palmadas, golpes con objetos sólidos, patadas, empujones, arañazos, quemaduras, etc. Estas modalidades del maltrato físico, integran una conducta delictiva, al causar daños corporales, en oportunidades irreparables y que muchas veces posibilitan el aumento del abuso y de la conducta agresiva. Esta modalidad de la violencia parte del uso de la fuerza para intimidar, controlar u obligar a una persona ha hacer algo en contra de su propia voluntad.

Con la modalidad de la Violencia Psicológica pasa todo lo contrario, esta no conlleva agresión o contacto físico, pero si interrogamos a una mujer sobre estos aspectos de su vida matrimonial, puede que se sonroje o se avergüence cuando relate los golpes que ha recibido, sin embargo, se les llenan los ojos de lágrimas y aflora un enorme sufrimiento al comentar las cosas terribles que le ha dicho su marido como insultos o  amenazas, se reafirma así que en muchos casos los golpes se curan, pero las afecciones psíquicas generalmente no evolucionan de igual modo.

Esta modalidad del maltrato incluye una amplia gama de situaciones, entre las cuales podemos distinguir: el aislamiento social, el hombre no deja  trabajar o estudiar a la mujer, ahuyenta a las amistades más próximas e incluso hasta algunos familiares, el control de su voluntad para que la mujer se sienta asediada, constantemente desconfía de ella, frecuentemente se le acusa de engañar a su marido, además debe complacerlo en todo lo que se le ocurra. La humillación, como situación "más frecuente entre la pareja", es producida por la negación de poder a la mujer, la culpa de todo lo que sucede, la desprecia y humilla delante de sus hijos y la convence de que ella no es nada sin él, sin reparar en sus habilidades y virtudes, no da su aprobación ni reconocimiento, ni aún ante las mejores realizaciones de la mujer[40].

El hombre utiliza continuamente motes, epítetos y vejaciones. La suele identificar como: estúpida, sucia, loca, fea, mala madre, no te mereces nada, no entiendes nada, eres bruta, ignorante y así aparecen entre las expresiones más usadas hacia la mujer.[41]

Otra forma importante del maltrato emocional es el silencio. Muchos de estos hombres permanecen mucho tiempo sin hablarle a sus esposas, las ignoran, no contestan a sus preguntas o comentarios, no se detienen a dialogar con ellas y las mantienen en una situación de lejanía. Pasan por su lado como si no existieran, no las tienen en cuenta para muchos asuntos personales importantes o del hogar a la hora de la toma de decisiones, las obligan a callarse y llegan a impedirles o prohibirles emitir opiniones, dentro y fuera del hogar.

Todas estas manifestaciones de la tortura física y emocional, se completa con el ensañamiento hacia las propiedades u objetos afectivos de la mujer.

Otra modalidad importante de la violencia intrafamiliar se relaciona con el abuso sexual, que consiste en la total desconsideración en ese aspecto delicado de la actividad corporal y emotiva de la mujer, las obligan a mantener las relaciones sexuales aunque ellas no las deseen. Más, no respeta ni satisface sus gustos, la compara con otras mujeres, no la seduce ni la prepara para una relación oportuna y por tanto deseada por ambos.

Todas estas variables del abuso a la mujer, se instalan de manera crónica y en oportunidades insalvables en muchos de nuestros hogares, haciendo prácticamente insostenibles las relaciones de la pareja y en otras de toda la familia. Es alarmante la forma instintiva y espontánea con que el victimario o agresor se vale de estas acciones, dentro del hogar, con su esposa y el resto del componente familiar.

EFECTO DEL MALTRATO INTRAFAMILIAR EN LA MUJER.

"La mujer dedicada excesivamente a las tareas del hogar puede ser una persona frustrada, acomplejada e incapaz de desenvolverse serenamente y su hogar estará resentido. Una mujer no realizada en sus vocaciones es una mujer mutilada anímicamente y cerebralmente. Jamás podría llevar la felicidad si no ha dedicado un tiempo determinado al desarrollo de su libre personalidad"[42]

El término "incapacidad aprendida", es usado por los psicólogos para describir lo que sucede cuando un organismo es sometido en forma indiscriminada y constante a un estímulo doloroso. La respuesta común a este estímulo se manifiesta en una conducta pasiva, en sentido de impotencia, de capacidad disminuida para resolver el problema y una falta de deseo e inhabilidad para evadir el estímulo doloroso. No es extraño encontrar este estado en la mujer que es constantemente maltratada, porque este trato continuo la vuelve pasiva y descorazonada, no se cree capaz de combatir el estímulo, su estabilidad emocional se vuelve precaria y es susceptible de volverse ansiosa y depresiva.

Estas mujeres también suelen sufrir de ansiedad excesiva, a veces bordeando el pánico, o de un terror paralizante, se encuentra siempre ante la posibilidad de un peligro inminente. Fuera de los casos graves en los que se requiere un tratamiento médico especial, estas mujeres frecuentemente sufren de pequeños desordenes físicos a causa de este maltrato, como dolores de cabeza, asma, alergias, gastroenteritis, hipertensión, etc.

En casos extremos la mujer requiere de atención médica, psiquiátrica o psicológica, como consecuencia de la depresión profunda y los sentimientos de odio que la invaden contra su cónyuge. Como si fuera poco, está la pérdida de autoridad frente  a los hijos, los conflictos que acarrean una separación real o factible, el temor a no poder establecer una nueva relación con otro hombre, la negación de su sexualidad y los sentimientos de culpabilidad, por creer ser la causante de que se produzcan los episodios de violencia en el hogar.

Sin embargo, en algunos casos la pasividad no es la que predomina, sino que la violencia genera violencia y la mujer ante el maltrato responde de forma agresiva.

Este es el patrón de conducta que representa la víctima del maltrato doméstico, una persona que necesita protección y ayuda inminente, una persona que generalmente no sabe o no puede ayudarse a sí misma.

 

1.3.3 SÍNDROME DEL NIÑO MALTRATADO. ACERCAMIENTO A SU PROBLEMÁTICA.

La violencia contra los niños, llamada comúnmente "maltrato al menor" o "síndrome del niño maltratado", es otro de los aspectos muy graves del complejo fenómeno de la Violencia Intrafamiliar.

La mejor manera de proteger a la infancia es dando respuesta a las necesidades del niño. Al hablar de necesidades se entiende que el niño o la niña están preprogramados para desarrollarse de una determinada forma, un proyecto que para cumplirse necesita de determinadas condiciones, en definitiva, necesita de unas cosas y no otras. Esas necesidades son de naturaleza biológica y social y deben ser consideradas como características de la especie humana, aunque algunas de ellas son compartidas con otras especies.43

Como todos los problemas sociales, el hecho de la violencia contra los niños, ejercida no solamente en el seno de la familia, sino en otros espacios, debe ser analizado integralmente, considerando la multiplicidad de factores que intervienen en su producción y mantenimiento, los cuales tienen que ver no solamente con las relaciones airadas de padre, madre, maestros, familiares o con la tan mencionada "descomposición familiar", sino que involucran el funcionamiento global de la sociedad, sus valores y actitudes frente a los niños, lo que se espera de ellos y las consecuencias que se derivan, al constituir los eslabones más débiles de una cadena de relaciones de poder-subordinación, presente no sólo en la familia, sino en las restantes instancias sociales.

Al individuo no le es suficiente con disponer de una varias figuras de apego, sino que tiene también la necesidad de ampliar su mundo de relaciones con los iguales y con la comunidad en que vive en general. El individuo y la familia nuclear no pueden vivir aislados, incluso, les sería casi imposible sobrevivir en esas condiciones[44].

Es realmente preocupante que en América Latina seis millones de niños sean víctimas de distintas formas de violencia y que 80,000 mueran anualmente a consecuencias de ellas.

En la reunión del Grupo de Consulta Regional sobre maltrato infantil[45], celebrado en Brasil en julio de l992, se definió como MALTRATO INFANTIL: toda conducta de un adulto con repercusiones desfavorables en el desarrollo físico, psicológico o sexual de un menor, un problema polifacético y multicausal, denigrante e inhumano, que se acompaña con altas tasas de mortalidad y que afecta profundamente a la calidad de vida de sus víctimas.

 

Los factores de riesgo que desde la descripción clínica del "Síndrome del Niño Maltratado" en los años sesenta se han identificado. Estos factores de riesgo dado que se han centrado en la aparición intrafamiliar del maltrato, hacen referencia a diferentes aspectos de historia y características de las familias maltratantes unido a otros factores extrafamiliares. Constituyen elementos potenciales de disfunción familiar, dentro de la que el niño(a) puede sufrir agresiones o desatenciones. Esta situación entraña también un riesgo para  la integridad física y emocional del niño(a) y, lo que es más importante, para su proceso de crecimiento y desarrollo[46].

Estos factores de riesgo, con un carácter predisponente, desencadenante y habitualmente asociados, se pueden agrupar de la siguiente manera:

I.- Microsistema Familia-Niño(a)

Analiza la personalidad de los padres, la relación conyugal, las relaciones padre-hijos, las características del niño y los antecedentes de maltrato en los padres.

II.- Exosistema

Tiene en cuenta la esfera social, es decir, la red y apoyo social y la esfera económica (empleos, recursos).

III.- Macrosistema

Tiene en cuenta la actitud social hacia la infancia, la violencia social y el castigo físico aceptado[47].

El maltrato en los menores adopta diversas formas:

Abandono: consistente en la desprotección que sufre el niño por parte de las personas encargadas de cuidarlo y asegurarle no sólo su salud física, sino el pleno goce y desarrollo de sus facultades psíquicas e intelectuales. Es decir, de guiarlo amorosamente desde su estado natural de dependencia e inmadurez a uno de progresiva independencia y madurez.

Este abandono por parte de padres o tutores, constituye una forma de violencia a la infancia, en apariencias menos dramática que la agresión física, pero en realidad su generalización y sus efectos marcan definitivamente la vida de quién la sufre, deformando su personalidad y limitando sus posibilidades de desarrollo e integración familiar en su vida adulta.

Abuso físico:se traduce en agresión física, en golpes con las manos, con palos, cintos o cualquier objeto que se tenga cerca.

Los padres que utilizan el castigo corporal cometen una injusticia, demuestran su incapacidad, su falta de control e inmadurez.

Una crueldad que hoy se expande con fuerza por una parte del mundo es la ablación y es el caso que recientemente se ha publicado en España, la investigación de 10 casos de mutilación genital a niñas africanas. En Francia, se vive en estos días, su primer macroproceso contra la ablación, pues veintiocho personas están acusadas de permitir o, en el caso de la curandera, de practicar a 48 niñas la extirpación parcial o total de sus genitales. Arraigada fundamentalmente en amplias regiones del África, esta costumbre milenaria a comenzado a extenderse a los países occidentales a medida que éstos han ido acogiendo a comunidades de inmigrantes que la llevan practicando desde generaciones. En España, los casos investigados no llegan a la decena, pero son sólo los conocidos[48].

Abuso Psicológico: la hostilidad verbal irónica en forma de insultos, burlas, desprecios, crítica o amenazas de abandono y constante bloqueo de las iniciativas de interacción infantil por parte de cualquier miembro adulto del grupo familiar.

Este puede presentarse de diferentes formas: mediante regaños, aislamientos, atemorizar, ignorar, crear expectativas irreales o exigencias extremas e interferir negativamente sobre niños y adolescentes.

El castigo moral cuando se aplica injustamente, hiere tanto al niño como el castigo físico, cuando se aplica un castigo se debe tener siempre presente que este no sea superior a la falta cometida, pues de serlo, no contribuiría a que él pueda valorar la magnitud de su falta.

Abuso Sexual: Puede variar, desde actos en que no existan contactos sexuales hasta diferentes tipos de actos con contactos sexuales, en los cuales el agresor está en un estadío de desenvolvimiento psico-sexual, más adelantado que el niño o adolescente víctima. Estas prácticas sexuales y eróticas son impuestas a través de violencia física, amenazas o inducciones de la voluntad del menor.

También se habla en la literatura sobre el tema de la explotación laboral infantil-juvenil, que se presenta cuando los padre o tutores asignan al niño con carácter obligatorio la realización continuada de trabajos (domésticos o no ), que exceden los límites de lo habitual, deben ser realizados por adultos o son asignados al niño con el objetivo fatal de obtener un beneficio económico o similar para los padres o la estructura familiar.

Por otra  parte, es importante señalar que la educación impartida a los niños y niñas desde su nacimiento, tanto en el seno familiar, como en la escuela, es determinante para establecer los papeles masculinos y femeninos.

Desde el mismo inicio de sus vidas queremos imponerles patrones de conducta: a las niñas se les domestica en el temor y la pasividad, cuando son adolescentes, casi jóvenes, se les aconseja no salir de casa a determinadas horas para evitar cualquier peligro, pero casi nunca se les prepara para enfrentarlos. Las lágrimas, gemidos, ñoñerías y expresiones de coquetería forman parte de la eterna educación de las mujeres hacia los hombres. Sin embargo, a los niños se les prepara para la violencia, casi desde su nacimiento. Ejercitan su fortaleza física continuamente, se les recomiendan juegos rudos y violentos, ellos son los luchadores. Frecuentemente oímos a los niños decir, que cuando ellos sean grandes quieren ser como mamá o papá. Esto demuestra que tienen a sus padres como modelo. Es por ello, que la conducta de los padres tiene que ser ejemplo, para que los hijos imiten buenos patrones.

Son muchos los padres que no entienden el porqué del comportamiento de sus hijos en la adolescencia y la juventud, no comprenden que desde los primeros años de vida, la personalidad del niño se estaba formando con la influencia del hogar y las relaciones familiares. Esa es su primera escuela. No olvidemos que "el niño aprende más lo que ve hacer, que lo que le dicen que haga".

Niños testigos de discusiones violentas entre sus padres, regaños cargados de palabrotas, contradicciones entre los padres sobre que es lo bueno y lo justo, atormentan al niño, lo confunden, al extremo de reflejar su preocupación en los juegos, en la escuela, en cualquier actividad que éste realice.

Pero veamos tres factores profundamente conectados con las múltiples formas de violencia a los menores, publicados por el colectivo casa de la mujer de la Federación de Mujeres Cubanas[49]:

Primero: El lugar tradicionalmente asignado a los niños en la familia, tanto por ser miembros de ésta, como por su singular posición de dependencia dentro del grupo familiar, sufren en particulares formas las condiciones económicas que vive la familia, etc.

Segundo: Se refiere más concretamente a la ideología, los valores dominantes, las actitudes que la sociedad en su conjunto fomenta y mantiene hacia los niños, cómo deben ser, cómo debe educárseles, en qué clase de personas adultas deben convertirse.

Todo parece indicar que el principal deber de los niños y niñas es el de obedecer, someterse, y la justificación de su existencia, el llegar a ser como desean los adultos que están encargados de su cuidado.

El proceso de socialización cumple aquí un valor fundamental: fija los límites de lo permitido y lo adecuado para niños y niñas, establece normas, valores que deben ser respetados, aún mediante el ejercicio de lo que bien podría llamarse una verdadera tiranía sobre las vidas de quienes están sometidos. Nuevamente, en este contexto, la violencia se convierte en un medio eficaz para socializar: el miedo en todas sus formas, especialmente a ser golpeados o abandonados, las imposiciones sin sentido, pero presentadas como necesarias, el uso de la violencia justificada si quién la ejerce es adulto, mayor o sencillamente autoridad, incluso recurriendo a ella con la intención de suprimirla en los niños o niñas, se convierten en los principios básicos y normales de la dinámica familiar y social.

Esta situación se ilustra mejor cuando examinamos la frecuencia del castigo como medio esencial para educar y llegan incluso a convertirse en la columna vertebral de nuestro sistema educativo para muchas personas. El golpe, el insulto, la intimidación, resultan en oportunidades para algunos, muy eficaces para lograr que los niños actúen de acuerdo con las demandas familiares, escolares o sociales.

Tercera: Este punto está constituido por la práctica social de tomar a los niños(as) como "chivos expiatorios", depositarios de las tensiones de todo tipo que se dan en las relaciones, especialmente dentro de la familia.

En el ejercicio de la violencia contra el más débil, como resultado de una cadena que rompe por el eslabón más frágil, encontramos al niño, ante la imposibilidad de defenderse, rebelarse, obligado a reprimir sus sentimientos hasta que pueda descargarlo en otros más pequeños o reproducirlos finalmente en las relaciones adultas, cuando el mismo alcance el poder que los demás usaron en su contra.

Múltiples han sido las acciones violentas que pasan inadvertidas ante todos y otros, aunque las percibimos, las justificamos.

Los niños sienten la necesidad de vivir en un medio que les proporcione seguridad y estabilidad. Esto no es posible lograrlo, si no existen organización y disciplina no sólo para los niños, sino también para mayores.

El hogar es su mundo y debemos adecuarlo a las condiciones más favorables para su desarrollo.

EFECTOS DEL MALTRATO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES.

En Cuba, la niñez y la juventud disfrutan de una especial  protección por parte del Estado y la Sociedad a través del denominado Derecho de Menores, es decir, existe todo un mecanismo legislativo y práctico, donde se protege su persona[50].Sin embargo, no han sido pocos los casos en que la Violencia Intrafamiliar, ha influido en el actuar de los menores y sus efectos son considerados como nocivos a la formación de su personalidad.

 Para los niños y los adolescentes, la familia es la instancia social decisiva de comunicación con la sociedad y, la relación de los padres entre sí, influyen en todo momento sobre la situación de esa familia y de cada uno de sus miembros en particular.

Es por ello, que con extrema frecuencia, cuando existe la disociación familiar, ya sea porque tiene su causa en la estructura misma de la familia(padres alcohólicos, violentos, separados, hostiles unos a otros) o que dependen de circunstancias exteriores (ausencias por trabajos, misiones internacionalistas, etc.) favorece en el niño la adquisición de reflejos colectivos e inhibición ante todo placer, aunque es bueno señalar que esto no sólo sucede en familias disfuncionales; en un hogar perfectamente unido, pero donde no exista acuerdo y uniformidad a la hora de educar al pequeño, puede traer consigo conductas inimaginables.

Ya dentro de las modalidades del maltrato vemos que con el castigo físico desahogan su ira los mayores y constituye, por ende, un abuso y su lógica es siempre absurda, porque se castiga la obra que ellos crearon, además, denigra al niño, hiere su dignidad y puede convertirlo en una persona agresiva, rebelde o en un individuo que busca aislarse de quiénes lo tratan injustamente.

Con el castigo moral aparecen los insultos, amenazas, repudios, algunos padres para requerir al chico, lo hacen gritando o utilizando "palabrotas", las mismas que luego él utilizará cuando esté entre amigos o en la escuela. Un niño decía, en la entrevista, "papi me dice que no grite, dándome gritos"[51].

También, se da el caso de que los padres discuten  entre sí sin respetarse y por supuesto, los niños nunca llegan a comprender ¿por qué? a mamá y a papá hay que tratarlos con respeto.

Un niño que vea constantemente en su hogar riñas o contradicciones a la hora de aportar algún criterio, no puede mantenerse confiado y tranquilo, pues su hogar no es estable ni armónico.

Estos menores presentan a su vez, una serie de señalamientos externos, en dependencia de la edad que tengan y todos, en cualquier etapa de su vida, se encontrarán angustiados, tristes, confusos y ambivalentes.

Por ejemplo en los niños aparecen dolores de cabeza, perturbaciones en el sueño, insomnios, terrores nocturnos, resistencia para irse a la cama y mucha angustia ante la separación física de personas conocidas y queridas.

Los niños en edad escolar comen en exceso o por el contrario tienen falta de apetito, no se concentran en la escuela, presentan lentitud para el aprendizaje y se les nota muy ansiosos por los errores que cometen. Es frecuente observarlos inseguros y desconfiados debido preferentemente a los problemas que presentan en su hogar, todos les ignoran y pocos les explican lo que está ocurriendo. Por eso, muchos tienen sentimiento de abandono y miedo a morirse.

Esta aproximación clínica a la vulnerabilidad real para el niño, junto con la valoración de los factores de riesgo, anteriormente consignados, y del funcionamiento del contexto familiar maltratante, se hace necesaria en el trabajo de los servicios asistenciales, pues éstos, según demuestra la práctica, van a tener un lugar privilegiado en la atención tanto del niño normal y en riesgo menor (síndrome del niño vulnerable y síndrome de Munchausen por poderes), como de aquéllos otros niños en situación de riesgo mayor (con enfermedades crónicas, enfermizos o maltratados)[52].

En oportunidades puede presentarse una personalidad tipo fachada, es decir, como si no pasara nada, sencillamente no hablan de sus sentimientos y se frustran fácilmente, buscando refugio entonces en fantasías y ensoñaciones. Los varones suelen volverse pendencieros, pateadores y agresivos, mientras que las niñas se quejan de todo como si fueran frágiles y muchas veces se muestran reservadas, tímidas y pasivas.

Los adolescentes se sienten reprimidos y recargados de tensiones, no confían en los adultos, se desilusionan con facilidad y caen en muchas ocasiones en conductas autodestructivas. Las jovencitas pueden acceder a casamientos precoces o a embarazos prematuros, con el sólo fin de salir de sus casas.

La situación, vista así, requiere de la búsqueda de alternativas para prevenir o eliminar el maltrato a los menores; cómo evitar castigar a los niños cuando se está bajo tensión o coraje, ya que puede causarse un daño severo al menor; sin utilizar correas, palos, zapatos, etc. De ser inexcusable la necesidad de recurrir al castigo físico, será necesario previamente valorar la utilidad de emplear otros métodos en la corrección disciplinaria y preferentemente limitándole en cierta medida de cuestiones que les agraden o deseen. También, sería preferible evitar la utilización de frases tales como: "me avergüenzo de ti", "no sirves para nada", "debías morirte", por el contrario estimúlelos y dele reconocimiento por lo que hacen. Rechace discusiones, agresiones y peleas frente a los niños, pues ellos copian con facilidad, los comportamientos de los adultos.

Además, no los utilice para castigarse mutuamente en caso de separación o divorcio, ni los humille delante de otros, es mucho mejor corregirlos a solas, resultará más educativo definitivamente.

Todos debemos poner mucha atención en la crianza de nuestros niños, pues sólo así lograremos que perduren en ellos los valores fundamentales, para su adecuado desarrollo social y familiar.

Protegiendo a los bisoños y educándolos en forma adecuada, pueden éstos en el día de mañana, crear una sociedad feliz y saludable, libre de vicios, penas y destrucción. Sólo así, comenzaremos a movernos hacia un futuro mejor.

En la edad moderna, cada día hay más niños que son criados y educados solamente por la madre. El número de hogares sin padres en los Estados Unidos ha aumentado a una velocidad sorprendente. En las últimas décadas la proporción de niños menores de 18 años que viven en familias monoparentales encabezadas sólo por la madre se ha cuadriplicado del 5% en 1994. Hoy aproximadamente 19 millones de niños norteamericanos viven en hogares sin padre. Dentro de este grupo, el 32% viven con madres solteras, el 61% con madres divorciadas o separadas y el 7% con madres viudas. Algunos de estos niños tienen hombres en sus vidas, a menudo el nuevo marido de su madre o el compañero, o un padre "clandestino" que aparece con regalos de vez en cuando pero no provee apoyo seguro. En España, las últimas cifras indican que en 1991 había 242,000 familias monoparentales, configuradas principalmente por mujeres solas, con hijos menores de 18 años a su cargo[53].

En la vida cotidiana el padre es el eslabón débil de la cadena afectiva que enlaza a los miembros del clan familiar. A lo largo de la historia del hogar los padres han brillado, sobre todo, por su ausencia. Desde el punto de vista psicológico y sociológico, el padre ha sido siempre un actor impalpable, impreciso, una figura oscura, que cuando aparece en el escenario del hogar lo suele hacer entre bastidores, en un segundo plano, en la más sutil letra menuda de la saga familiar.

Estudios recientes indican que incluso en hogares donde el padre está presente, éste no pasa con los hijos por término medio más de un tercio del tiempo que la madre[54]

 

1.4 LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR EN EL CONTEXTO DE LOS DERECHOS HUMANOS.

 

La Violencia Intrafamiliar y sus múltiples formas constituye un fenómeno mundial, que ha venido documentándose desde 1975 en los distintos foros internacionales y es reconocido hoy como una de las más frecuentes violaciones de los Derechos Humanos, dónde sin dudas, la mujer se constituye en el principal sujeto por su sexo.

Muchos han sido los intentos de las féminas por discutir y denunciar las violaciones de las que son víctimas, de intentar al menos ser escuchadas, porque todavía una gran cantidad de personas que la muerte anual de millones de mujeres a manos de sus compañeros o cónyuges, ó debido a abortos clandestinos, leyes sacadas de interpretaciones patriarcales del Korán o la Biblia, al comercio sexual de niños, debido a clitoridectomía, complicaciones en la maternidad, son muertes que se podrían, si no evitar, al menos reducir, si los organismos internacionales y gobiernos, reformaran lo que debe entenderse por "SER" humano.

Divergentes son los criterios respecto al tema, que van desde no considerar este problema dentro del marco de los Derechos Humanos, amparados en que no se deben a acciones directas de los gobiernos o porque no tienen carácter político, hasta considerar otros, reformar este concepto para incluir expresamente dicha problemática.

Pero la realidad que se impone es cruel, en el mundo de los Derechos Humanos es más respetable organizarse para denunciar las violaciones que sufren mayoritariamente los hombres-varones, que luchar contra la violencia ejercida contra las mujeres. Basta con ver el enorme prestigio que tienen "las madres o abuelas de la plaza de mayo", sin embargo, no encontramos ninguna organización de padres, esposos, hijos y hermanos de mujeres violadas o víctimas del maltrato doméstico, para denunciar estos hechos, también violadores de los Derechos Humanos. Más, que podemos esperar, si en la propia "Declaración de los Derechos del Hombre", sólo hay un artículo que se refiere expresamente a la mujer y es el que versa sobre el sagrado derecho a formar una familia.

Debemos reconocer que no ha sido fácil que la mujer concientice como violencia, lo que toda la vida ha visto como algo normal, como su deber de esposa, la subordinación y dependencia ante el poder del esposo, así como su invisibilidad en el quehacer humano, su desaparición de muchas facetas de la historia, el arte, el deporte, los logros de la ciencia. Que se entienda que es violencia porque es negarle toda posibilidad de comprender su presente para transformarlo eficientemente y porque su no participación le impide desarrollarse como ser humano.

Se dice que la violencia constituye una ofensa intolerable a la dignidad y la seguridad de la mujer y una violación flagrante de sus derechos y libertades fundamentales. Cuando la mujer tiene y mantiene una relación violenta, afirma sentirse degradada, siente vergüenza y culpa, como no pueden defenderse ante la agresión abusiva del más fuerte, las mujeres se sienten impotentes, anuladas, disminuye su autoestima, la imagen personal va deteriorándose gradualmente, surge el resentimiento y se crea y se crea desconfianza hacia los demás y hacia el medio social.

La problemática de los Derechos Humanos de la mujer y su vigencia en el espacio familiar violento requiere de un abordaje, que trascienda el enfoque legalista que tradicionalmente se ha utilizado. Aún, cuando hay que persistir en mejorar y adecuar las respuestas de las leyes a la problemática específica de la violencia en el hogar, es hora de reconocer que la acción legal no es suficiente y que la solución del problema, es decir, su erradicación, tiene que tomar en cuenta las causas del fenómeno, para tratar de suprimirlas.

La Declaración Universal de los Derechos del Hombre, consagró la libertad de las personas al decir: "Todos los seres humanos nacen libres y tienen derecho a la libertad"[55]. Y la Violencia Doméstica afecta la libertad de la mujer, estando o no legalmente casada.

Debemos tener presente que hoy en todo el mundo, las mujeres se están organizando contra la violencia en sus múltiples formas y, aunque esta se manifiesta de diferentes maneras según el contexto cultural en que se da, el problema existe en todas partes. Entenderlo y luchar contra él ofrece grandes oportunidades para construir puentes entre culturas distintas y desarrollar estrategias a nivel cultural.

Ya en Latinoamérica, países como Venezuela, Costa Rica, Colombia, Perú, Bolivia, Chile y México, han creado organizaciones y planes de apoyo a la mujer maltratada y desde 1981 se dedica el día 25 de noviembre a la lucha y denuncia de la violencia contra la mujer.

Cuba con sus grandes logros sociales, ha hecho mucho en favor de la mujer y de la igualdad de la mujer, su educación y liberación están mucho más adelantadas que en el resto de América, sin embargo, hay que seguir luchando por erradicar y prevenir las conductas violentas, que pueden deteriorar el trabajo, en ese sentido, de muchos años.

 Nuestro proceso revolucionario, en aras de garantizar la plena igualdad del hombre y la mujer ha creado organizaciones múltiples y vías diferentes a tal fín. Se han venido desarrollando numerosos planes sociales de importancia; pero no es menos cierto, que aún subsisten problemas de violencia intrafamiliar, que afectan no sólo la convivencia armoniosa de la familia, sino que dicha conducta trasciende a la comunidad de residencia y a la sociedad en general, por lo que resulta necesario, en defensa de los derechos de las víctimas de esa conductas, aunar nuestros esfuerzos, en busca de medidas encaminadas a prevenir y enfrentar enérgicamente este fenómeno en el contexto de la sociedad cubana actual[56].

 

1.4.1 LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR Y LAS NACIONES UNIDAS

El hecho de que la violencia intrafamiliar tenga carácter cada vez más mundial, puede facilitar la acción más concentrada y la reacción conjunta de la Comunidad Internacional; por tanto, las Naciones Unidas, constituyen el mejor marco para ese empeño realmente multilateral.

Las Naciones Unidas, en su carácter de Foro para el debate y el intercambio de  ideas, de fuente de asistencia, de catalizador, colaborador y vía para la adopción de medidas conjuntas, puede ayudar a lograr el objetivo común de la prevención de este fenómeno tan nefasto en el comportamiento social, y de hecho lo han venido haciendo desde 1975, cuando se convocó a la primera Conferencia Mundial de la Mujer y proclamó un decenio a favor de ellas.

En 1979 las Naciones Unidas celebró la Convención contra toda forma de discriminación contra la mujer, donde Cuba fue el primer Estado miembro que rubricó tan importante acta[57].

En 1980, en la Conferencia Mundial del decenio de la ONU, se afirmó que para mejorar el estado de salud física y mental de todos los miembros de la sociedad, se deben desarrollar políticas y programas encaminados a eliminar todas las formas de violencia contra la mujer y los niños.

En su quinta Resolución la Conferencia manifestó su convencimiento de que debía reconocerse que los malos tratos infligidos a familiares constituye un problema de graves consecuencias sociales, que se perpetúan de una generación a la siguiente.

Se definió la Violencia Doméstica como un problema complejo cuyas causas varían, pero esos factores coadyuvantes incluyen el aislamiento geográfico o social, las dificultades financieras, el empleo irregular, el uso indebido de alcohol o drogas y el poco respeto a sí mismo.

Aquí se concluyó que la violencia contra la mujer era un problema complejo que constituía una ofensa intolerable a la dignidad de los seres humanos y se acordó un programa de acción que promoviera la investigación sobre las causas y el alcance de la violencia intrafamiliar, en vías de su dimisión y a la provisión de ayuda efectiva, además, se emitió una declaración que lleva a la necesaria reflexión: "la violencia contra la mujer es el crimen más numeroso del mundo". Esta afirmación, al compararse con los delitos que se producen a lo largo y ancho del planeta, parece exagerada por la cantidad de veces al día que los medios de difusión masiva nos brindan información acerca de asesinatos, violaciones, robos, atracos, pero es que por este medio sólo nos llega aquella violencia familiar que por su connotación es digna de ser convertida en noticia[58].

El sexto Congreso sobre Prevención del Delito y Tratamiento al Delincuente celebrado en Venezuela en 1980 pidió en su resolución que los siguientes congresos y sus comisiones, así como los trabajos del comité de Prevención del Crimen y lucha contra la delincuencia, dediquen tiempo al estudio de la mujer delincuente y víctima[59]

Su Consejo Económico Social aprobó la Resolución No. 22 de 1982 sobre malos tratos infligidos a las mujeres y a los niños, la violencia en la familia y las violaciones, y expresó la convicción de que éstos constituyen una ofensa al ser humano.

En noviembre de 1983 la Alianza de Organizaciones no Gubernamentales para la Prevención del Delito y la Justicia Penal junto a las Naciones Unidas organizaron en Viena un Seminario Internacional sobre violencia en la familia, donde se señaló la necesidad de realizar investigaciones sobre los orígenes socioeconómicos de la violencia intrafamiliar y su interrelación con la violencia general en la sociedad[60].

En 1984 se adoptaron las Resoluciones No. 14 y No. 49 del Consejo Económico y Social, relativas al tratamiento equitativo de la mujer en el Sistema de Justicia Penal y la Violencia en la Familia[61].

En el año 1985, en el Séptimo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento al Delincuente se aprobó una Resolución denominada "Violencia en el Hogar", que invita a que los estados miembros interesados, adoptaran medidas concretas con el fin de prevenir la violencia en el hogar y prestaran la asistencia adecuada a las víctimas de dichas conductas. También fue aprobada la resolución sobre " Tratamiento equitativo de la mujer en el Sistema de Justicia Penal".

Se insistió en el tema de la victimización de las mujeres para protegerlas contra comportamientos abusivos tolerados por las leyes y prácticas tradicionales. Por último, se exhortó a que los estados miembros tomaran todas las medidas a su alcance, para que se eliminaran las condiciones de vida que degradaban la dignidad humana.

En 1986 se celebró la reunión de un Grupo de Expertos sobre la violencia en la familia, con especial énfasis sobre que tiene ésta para la mujer y el menor, donde se examinaron esencialmente cuestiones de carácter jurídico de la violencia en el hogar, los métodos de intervención en caso de crisis y la asistencia que se podría brindar a las víctimas.

En 1987 la comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer en su período de sesiones, seleccionó la cuestión de la violencia contra la mujer en la familia en la sociedad como parte de su tema prioritario, correspondiente al objetivo de la paz.

En 1988 la violencia intrafamiliar fue tema prioritario del trigésimo segundo período de sesiones de la comisión de la Condición Jurídica y Social de la mujer en Viena, donde se resaltó que los esfuerzos encaminados a erradicar la violencia contra la mujer en la familia fortalecen la paz.

En el informe del Secretario General de las Naciones Unidas se expuso que, de las experiencias recogidas, se permiten hacer cuatro generalizaciones y son:

·La violencia en la familia es fundamentalmente utilizada por los hombres contra la mujer.

·La mayoría de las víctimas de la violencia intrafamiliar y en la sociedad son los miembros más débiles, tanto por su sexo como por su edad (niños, jóvenes y ancianos), o por su condición física (incapacitados). Puede hablar asimismo de relaciones de dependencia de diversa índole.

·Se produce violencia cuando se pone en tela de juicio el desequilibrio del poder y el autor no reconoce ni respeta los derechos humanos fundamentales de la víctima, su libertad fundamental, su dignidad y derecho a la paz y a la seguridad y se comporta en consecuencia.

·La violencia ha existido siempre en diversas formas, pero sólo en el último decenio se ha reconocido cada vez más, que la violencia contra la mujer es un problema grave, tanto por su magnitud como por sus consecuencias.

En 1989 el Comité para la eliminación de la Discriminación contra la Mujer, en su informe a la asamblea general de las Naciones Unidas obliga a los estados a actuar para proteger a la mujer contra cualquier tipo de violencia que se produzca en la familia y sugirió que se lleve una relación de los servicios de apoyo a las mujeres que sufren agresiones o malos tratos.

El octavo Congreso sobre Prevención del Delito y Tratamiento al Delincuente que tuvo por sede a la Ciudad de La Habana, en Cuba, en el año 1990, trajo consigo que el reporte básico del evento, en informe rendido por el Secretario General de la ONU, se estableciera que la " Violencia contra la Mujer", es el resultado de los desbalances de poder entre hombres y mujeres y que tal violencia contribuye al sostenimiento de estos desbalances[62].

Ya en 1995  se celebra la IV Conferencia Mundial de la Mujer, con sede en China y en consecuencia los expertos y las comisiones especializadas de las Naciones Unidas trabajaron en la elaboración de un proyecto de declaración sobre la violencia contra la mujer. Se ha convertido en tema y reconocido como desafío para el año 2000 "El derecho de la mujer y el niño a sentirse libre de peligro y de miedo, acerca de su seguridad personal dentro de la casa, el puesto de estudio, de trabajo y en la sociedad misma".

Esta constituye la batalla principal que las mujeres tendrán que defender en la década del siglo que concluye y como estrategia vital en el próximo milenio.(Ver anexos No. 16 y 17 ).

 

1.5 TRATAMIENTO DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR EN LA LEGISLACIÓN PENAL VIGENTE EN CUBA.

En nuestro país existe una voluntad evidente de proteger a la familia en general, y dentro de esta a los infantes, mujeres y ancianos, es por ello que la Constitución de la República, como ley de leyes, recoge los principios rectores en cuanto a la protección de la familia. Así, reconoce a la familia como la célula fundamental de la sociedad[63].

La Carta Magna en su capítulo IV, denominado" Familia", artículo 35 expresa concretamente que" El Estado protege a la familia, la maternidad y el matrimonio y que este descansa sobre la igualdad absoluta de derechos y deberes de los cónyuges, los que deben atender al mantenimiento del hogar y a la formación integral de los hijos, los cuales gozan de iguales derechos"[64].Pero además nuestro texto Constitucional en el capítulo sexto, artículos 41 y 42 consagra el principio de igualdad de todos los ciudadanos y se proscribe la discriminación por motivos de sexos, y para que no exista lugar a dudas en el artículo 44 plantea específicamente que" la mujer y el hombre gozan de iguales derechos en lo económico, político, cultural, social y familiar"[65].

Como se conoce nuestro sistema social ha garantizado las condiciones que propician la realización de estos principios. Sin  embargo, a criterio de los investigadores tal como señalaremos a continuación, existen en la legislación específica,(jurisdicción de lo penal), omisiones y extremos en los que podemos polemizar.

Nuestra legislación penal no recoge ningún tipo delictivo que expresamente se refiera a la problemática de las conductas vinculadas con la violencia intrafamiliar. No contamos con ninguna ley que tutele algunos de los fenómenos que en la familia afectan los derechos, ya sea de mujeres o niños víctimas de las conductas violentas propiamente dichas, que a diario se manifiestan en la convivencia familiar.

Haciendo un análisis retrospectivo vemos que tradicionalmente la familia y sus miembros han disfrutado de protección penológica ante los ataques violentos, ya sea física, psíquica o sexual. Así el Código Penal de 1870 (Código español que entró en vigor en la isla con la colonización), reguló en el título I bajo el rubro de "Delitos contra la Honestidad", delitos como el de violación, abusos deshonestos, escándalos públicos, estupro, corrupción de menores, raptos, etc. Igualmente recogía en el título referido a los "Delitos contra las personas", los actos que atentaban contra la vida y la integridad corporal[66].

En el Código de Defensa Social (Código Penal Cubano de 1936), se recogían estos comportamientos delictivos que antes hemos indicado en el título XI, bajo la denominación genérica de "Delitos que atentan contra las buenas costumbres y el orden de la Familia" y, las acciones contra la vida se recogían en el epígrafe de nominado "Delitos contra la vida, la integridad corporal y la salud", en los que aparece el Homicidio, la Riña Tumultuaria, las Lesiones y el Asesinato, entre otros. En esta propia ley penal se penaba el Parricidio (dar muerte a un ascendiente, descendiente o cónyuge) y, el Cuasi-Parricidio (dar muerte a un ascendiente o descendiente adoptivo o al ex-cónyuge, dentro de los ciento ochenta días siguientes a aquél en que dictara la separación). Como vemos hay determinado intento del legislador cubano de su época, por calificar y sancionar de forma distinta, el delito de asesinato cuando el mismo se produce en la relación familiar[67].

La Ley No.1249 del año 1973, no introduce muchas modificaciones esenciales a dicho título, sin embargo, si lo hace en cuanto a la tutela de la familia en su desarrollo, estableciendo diferencias importantes con el Código de Defensa Social de 1936, dividiendo ahora el asunto en cuatro capítulos, que son:

Capítulo I: Delitos contra el normal desarrollo de las relaciones sexuales.

Capítulo II.- Delitos contra el normal desarrollo de la familia.

Capítulo III.- Delitos contra el normal desarrollo de la infancia y la juventud.

Capítulo IV.- Disposiciones complementarias[68].

 

La Ley No. 21, Código Penal cubano, que estuvo en vigor entre el lro de noviembre de 1979 hasta el 29 de abril de 1988, le introdujo muy pocas modificaciones a lo regulado en la legislación de 1973. La Ley No.62 del año 1987, Código Penal vigente y las modificaciones introducidas mediante el Decreto Ley No. 150 del año 1994 presenta, a nuestro juicio, la misma omisión, al no hacer referencia en ninguno de sus títulos a la violencia intrafamiliar, no obstante, debemos reconocer que, aunque se definen los principales delitos violentos que anteriormente hemos descrito, no existe una diferenciación(a no ser en el delito de asesinato) de cuando el delito se produce en el ámbito social y cuando se produce en el marco de la familia, convirtiéndose en un elemento mucho más nocivo, por ser esta la formadora primordial del individuo.

El título XI, de la mencionada Ley, "Delitos contra el normal desarrollo de las relaciones sexuales y contra la familia, la infancia y la juventud", recoge en su capítulo I, los delitos que afectan el normal desarrollo de las relaciones sexuales, donde encontramos el elemento violencia en el delito de Violación, el delito de Pederastia con violencia, el de Abusos Lascivos, por supuesto, sin distinguir cuando éstos son producidos dentro del seno familiar, lo cual debería ser motivo más que suficiente para calificar cualquiera de éstos actos, por existir dentro de las relaciones filiales una mayor confianza y respeto.

En el capítulo II dentro de los delitos que atentan contra el normal desarrollo de la familia tenemos el delito de Estupro, donde uno de sus elementos calificativos es la violencia ( a través del engaño o el abuso de autoridad). Y en este propio capítulo, en su sección sexta, disposiciones complementarias, se circunscribe la acción de denuncia sólo a la víctima (artículo 309.1 y 2), aspecto que consideramos discutible, teniendo en cuenta que, cuando estos delitos se dan en el ámbito familiar, fundamentalmente con la mujer, niños o adolescentes, éstos se encuentran en una posición de dependencia de su hogar, de donde mismo procede su maltratador, circunstancia que hace que permanezca la violencia en el hogar como un "Delito oculto". Por tanto, valoramos que el medio social también podría accionar para detectar estas violaciones de la legislación penal vigente.

Los delitos contra el normal desarrollo de la infancia y la juventud, son regulados en el capítulo III; y en ellos llama nuestra atención los artículos 311, 314 y 315[69],los cuales hacen referencia, a lo que en la literatura se conoce como abandono físico y emocional por parte de padres o tutores, al descuidar su atención sobre el menor, que constituye, sin dudas, una de las modalidades conocidas de la violencia intrafamiliar.

Igualmente consideramos importante señalar que en el capítulo IV, referido a las disposiciones complementarias, se manifiesta que además de la sanción penal, se le impondrá a los responsables de dichas conductas, la sanción accesoria de prohibición permanente para el ejercicio del magisterio o de cualquier otra función de dirección de la juventud (artículo 317.1 del mentado Código Penal)[70], cuando el sujeto activo sea un maestro o encargado de la educación y dirección de los adolescentes o la juventud. Y en el propio artículo, apartado 2, se prevé la privación de los derechos derivados de la relación paterno-filial o de tutela, cuando precisamente el delito es cometido por el ascendiente, sus tutores o guardadores.

Nuestro Código Penal en el título VIII denominados "Delitos contra la vida y la integridad corporal", se tipifican delitos de motivación violenta, tal es el caso del Homicidio, el disparo de arma de fuego contra determinada persona, auxilio al suicidio, aborto ilícito, las modalidades de las lesiones, la riña tumultuaria, el asesinato y el abandono de menores, incapacitados y desvalidos, entre otros delitos.

En el artículo 264, se recoge como modalidad del asesinato, el llamado parricidio según la literatura especializada, y se constituye cuando de propósito, se da muerte a un descendiente, ascendiente ó cónyuge, sea de matrimonio formalizado o no, aunque no concurran los requisitos del delito de asesinato propiamente considerados en el texto legal. Este es el único delito que con precisión define una de las modalidades de la violencia intrafamiliar.

Así también, el capítulo VIII del propio título, tutela el abandono de menores, incapacitados y desvalidos y en el apartado 4 del propio artículo 275 refiere, que puede imponérsele como sanción accesoria la pérdida o suspensión de la patria potestad. El legislador deja al arbitrio de nuestros jueces esa facultad y en tal sentido podríamos preguntarnos: ¿ Es justo que un niño que ha sido abandonado por su padre-madre, esté bajo su patria potestad ? ¿ Qué podría sucederle en un futuro ? ¿ No sería más justo regularlo de manera obligatoria por su impacto ?.

Por último, no queremos dejar de mencionar, que en la parte general de nuestra ley, se recogen como circunstancias agravantes de la responsabilidad penal: cometer el hecho con la participación de menores, cometer el delito aprovechando la indefensión de la víctima, o la dependencia o subordinación de ésta al ofensor. Se considera además, agravante para los delitos del Título VIII y IX, el grado de parentesco entre el ofensor y la víctima. También, en el Título VI capítulo IX, sección segunda, se incluye como sanción accesoria la privación o suspensión temporal del ejercicio de la patria potestad y de la tutela[71].

Pero podemos decir aún algo más respecto a este importantísimo tema. La incompetencia y falta de especificidad de nuestras leyes para sancionar actos de esta índole y se constituye así en un problema que merece una especial atención. Basta con decir, para culminar, que el hecho de golpear a una persona, si no hay lesiones que precisen de la asistencia médica, no es considerada como delictiva la conducta, sino una contravención de carácter administrativa, referida al orden público, que se resuelve (cuando no es considerado como un problema de "marido y mujer", donde nadie se debe meter"), con la imposición al agresor de una multa, como medida patrimonial de muy escaso valor económico, lo cual añade humillación al abuso y rabia al daño producido.

En resumen, de una manera u otra, se han tratado de recoger aquéllos delitos que tienen que ver con las conductas violentas del sujeto comisor, pero sin tener en cuenta el medio en que se desarrolla la misma, pues cuando se da en el ámbito familiar, quedan determinadas actitudes violentas, al margen de la respuesta legal, sean tanto en el orden punitivo-penal como de la esfera de la respuesta administrativa..

No pretendemos decir que la solución esté únicamente en manos de la legislación penal y por ende de la justicia, pero si es importante tener en cuenta que dado el carácter especial de la familia, se requiere que la problemática familiar competa a profesionales especializados y capacitados para ello(la jurisdicción de familia), con la asesoría de equipos multidisciplinarios (médicos, squiatras, sicólogos,  sociólogos, trabajadores sociales, juristas, entre otros).

Así mismo, se debe tener en cuenta que mas que buscar el castigo al agresor, aplicándole sanciones severas como la privación de libertad, debíamos procurar su orientación, reeducación, tratamiento sicoterapéutico, y sobre todo una proyección y una política de prevención comunitaria a este tipo de comportamiento social agresivo en el entorno de la sociedad cubana actual.

El derecho, la legislación y la justicia deben desempeñar un rol importante en esta batalla, ya que las mismas deben convertirse en piedras angulares dirigidas a la defensa de la mujer y de los niños que sistemáticamente aparecen maltratados. Con ello no solo buscamos castigar al agresor, sino que la ciudadanía tome conciencia de lo que puede suceder a la pareja, a su familia y a la sociedad en general, producto de los comportamientos violentos y agresivos.

Es necesario que nuestros cuerpos legales contengan respuestas penológica específica para estos tipos de infracciones, que vayan dirigidas en principio a la función curativa y a largo plazo a su enfrentamiento preventivo, como ejes principales en la proyección legislativa.

Tipificar el maltrato físico como delito trae consigo el renocimiento legal y social de las características destructivas de dicha problemática, a saber: daños corporales y sicológicos irreparables, que nadie recrimina porque no son legalmente considerados y en consecuencia proliferan, ante la ausencia de su represión jurídica.

Ahora bien, las medidas legislativas por si solas, comprendemos que no serán suficientes, al objeto de enfrentar y prevenir las conductas violentas. Será necesario un actuar mancomunado de todas las estructuras y posibilidades que ha desarrollado y tiene la actual sociedad civil cubana.

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] Bernal del Riesgo, Alfonso. "Errores en la crianza del niño", Instituto Cubano del Libro. La Habana l97O, pag.61, al destacar algunas características y rasgos importantes de la formación del niño, en relación con las conductas violentas.

[2] Colectivo de autores. "Mujeres, Violencia y Derechos Humanos. Editora Isala y Caladria. Lima, Perú. l99l pág. l87.

[3] Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

 

[4] Espín Guilloys, Vilma. "La Mujer en Cuba". Imprenta central de las FAR. La Habana. l99O. Intervención como Presidenta de la Comisión Nacional de Prevención y Atención Social.

[5] Bruck, Wolfang. "La Familia desde el punto de vista de la criminología juvenil". Revista de Divulgación Jurídica del Ministerio de Justicia. Cuba l987. pág. 52 a la 75.

[6] Tema de Investigación "Delito, Sociedad y Trabajo Comunitario". Colectivo de Investigadores. Departamento Ciencias Penales de la Universidad de Camagüey. Cuba. Corroboran en sus trabajos de terreno, que se presentan como resultados prácticos de la investigación, la combinación de los factores mencionados, al menos en el entorno social cubano contemporáneo.

[7] Korchaquina, Marina. "La Mujer en el mundo de hoy". Editora Agencia. URSS. Pág. 7l.

[8] Resultados de investigaciones reconocidos por el Consejo Científico. Facultad de Derecho. Universidad de Camagüey. Cuba. l996. Tema "Delito, Sociedad y Trabajo Comunitario". "La Violencia Doméstica y sus efectos en la sociedad cubana."

[9] Ver artículo 263 de la Ley No. 62 de l987. Código Penal vigente. Editora MINJUS. La Habana. l988.

[10] Idem.

[11] Ídem.

[12] Resoluciones de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el tema de la Violencia Familiar. Publicado por el Departamento de Información Pública de las Naciones Unidas. Noviembre de l989.

[13] Ferreira,  Graciela. "La Mujer Maltratada". Editora Suramericana. Buenos Aires, Argentina. l989. Pág. l99 a la 2O6.

[14] Departamento de Información Pública de las Naciones Unidas. Noviembre l989.

[15] Hernández, Carmen Nora. "Normas de Convivencia Social". Editora Orbe. La Habana. l979. Pág. lO a la 2O.

[16] Falcón, Lidia. " Violencia contra la Mujer". Editora Círculo de lectores  SA .España. l99l

[17] Según cifras obtenidas en las muestras de la investigación realizada y cuyos resultados se examinan estadísticamente en los anexos.

[18] Mederos, Fernando, Dr. Universidad de Harvard. Estados Unidos y Consejero en una casa para hombres agresores en la ciudad de Boston.

[19] Korchaquina, Marina. " La Mujer en el mundo de hoy". Editora Agencia. URSS. Pags. 7l y ss.

[20] Resultados estadísticos así lo demuestran, en las muestras examinadas en el tema de investigación que desarrolla el colectivo de Ciencias Penales de la universidad de Camagüey, en la tarea referida a la violencia doméstica.

[21] Fiscalía General de la República de Cuba. " El Estado cubano vela por la formación integral de niños y jóvenes". Revista Jurídica No. 5. l98O. Cuba.

[22] Rodríguez Calderón, Mirtha. "Violencia Doméstica: que nadie se entere". Revista Bohemia No. 47. Cuba. Año l992 .Pág. 2O y ss.

[23] Amado, Ana María. " La Violencia Conyugal. Sancionar la Ley sin prejuicios". Revista Mujer Fempress. Argentina. Mayo l989. No. 9l. Pag.l.

[24] Colectivo de autores. "Soy una mujer maltratada y estas son mis creencias". Universidad de Venezuela. Caracas. 1988. pag 78

[25] Martí Pérez, José.  Obras completas. Editora Ciencias Sociales. la Habana. edición 4ta. 1965. pag 163

[26] Rodríguez Calderon, Mirtha." Violencia doméstica en trazos y colores". Revista Bohemia número 12. La Habana. 1994 pag 20 y ss.

[27] Las entrevistas realizadas durante el pesquizaje de campo realizado sobre este tema, nos permitió constatar estas afirmaciones , que dependen en gran medida de la visón que desde diferentes perspectivas fueron tomadas, fundamentalmente por lo heterogénea de la muestra examinada.

[28] Plata, María Isabel. "Los Derechos Humanos y la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer". Editora Pro-Familia. Caracas. Venezuela. l993

[29] Amado, Ana María. "La sociedad no puede hacerse cargo de las bofetadas de entrecasa". Revista Mujer Fempress No. 65. Diciembre l986. Argentina. Págs l y ss.

[30] Pérez Ramos, Rebeca. Ponencia "La Justicia de Menores: el síndrome del maltrato y del abandono infantil". Fiscalía General de la República de Cuba. Cuba. l994. Pág. 2-5.

[31] Informe al Taller Nacional sobre Violencia contra la mujer efectuado en La Habana. Abril de l994. Pág. 5-lO.

[32] HERRERA  Quintero, yALITHZA Y mORALES, María a. "NECESIDAD DE UNA LEGISLACIÓN DIRIGIDA A LA PREVENCIÓN DEL MALTRATO EN LA PAREJA". tesis DE grado. universidad central DE Venezuela. L989. pág. Lo Y SS.

[33] Código de la Niñez y la Juventud. República de Cuba.

[34] Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana. "La mujer como víctima de la violencia. Volumen No. lO8. Enero de l993. Pág. l y ss.

[35] Naciones Unidas. Departamento de Información Pública de las Naciones Unidas. l989.

[36] Ver Ley No. 24 del año l997 de la República Dominicana contra la Violencia Intrafamiliar. Editora Taller. Santo Domingo. 33 páginas.

[37] Puntos de vista de las Naciones Unidas. Publicación del Departamento de Información Pública de las Naciones Unidas. l990.

[38] Informaciones estadísticas oficiales, publicadas por las Naciones Unidas. Departamento de Información Pública de las Naciones Unidas.

[39] subsecretaría de la mujer. Material recopilado: "Violencia Conyugal". Secretaría de Desarrollo Humano y Familia. Ministerio de Salud Pública y Acción Social. Argentina. l988.

[40] Federación de Mujeres Cubanas. Informe sobre "Algunas consideraciones preliminares acerca de la violencia con vistas a su estudio". Publicación de la FMC. Cuba. Julio de l99l.

[41] Resultados investigativos de encuestas, entrevistas, muestreos, trabajo en las casas de orientación  a la mujer de la Federación de Mujeres Cubanas, en la investigación sobre Violencia Intrafamiliar. Cuba. l995

[42] Bunch, Charlotte. Directora del Center for Global Issves and Womens Leadership. "Mujeres, Derechos Humanos y Violencia". Estados Unidos. Editora Mujer Fempress. No. 106. Año l990.

43  López Sánchez, Félix. Revista Infancia y Sociedad: "Necesidades de la Infancia: respuesta familiar". Ministerio de Asuntos Sociales. Dirección General del Menor y de la Infancia. Revista No. 30. l995.Pág.8.

 

[44] López Sánchez, Félix. Catedrático de Psicología Evolutiva, Universidad de Salamanca, España. "Necesidades de la Infancia: respuesta familiar". Revista No. 30.l995. Ministerio de Asuntos Sociales. Dirección General del Menor y la Familia. Pág. 2l

[45] Informe de la UNICEF sobre la problemática del niño maltratado. Naciones Unidas. l992.

[46] Martín Alvarez, Luis. Federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato en la Infancia. Revista Infancia y Sociedad No. 30 de 1995. "El riesgo del maltrato para la infancia en el contexto familiar". Ministerio de Asuntos Sociales. España. Págs. 146 y ss.

[47] Ídem. según la nota anterior.

[48] Coello, Isabel. Periodista. Periódico EL PAÍS. España. Domingo 7 de febrero de 1999. Página 32.

[49] Informe de la Federación de las Mujeres Cubanas respecto a los resultados y experiencias de las Casas de atención a la Mujer. 1995.

[50] Código de Familia. Ley No. 1289. Ministerio de Educación Superior. Universidad de La Habana. 1989.

[51] Valoraciones, opiniones y consideraciones de los investigadores en el tema de Violencia Familiar en la Universidad de Camagüey. Cuba, producto de las encuestas, entrevistas, conversaciones, desarrolladas en el trabajo de terreno realizado desde 1995 por el colectivo de Ciencias Penales.

[52] Martín Alvarez, Luis. "El riesgo del maltrato para la Infancia en el contexto familiar". Artículo. Revista de estudios Infancia y Sociedad. Las relaciones padres-hijos, presente y futuro. No. 30. Ministerio de Asuntos Sociales.1995.Pág 148

[53] Rojas Marcos, Luis. Psiquíatra y máximo responsable de los Servicios de Salud Mental de Nueva York. Artículo: Hogares sin Padre. Revista Infancia y Salud. Las relaciones padre-hijos, presente y futuro. Ministerio de Asuntos Sociales. España. 1995. Pág. 195

[54] Ídem a la nota anterior. Pág. 195.

[55] Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Naciones Unidas. 1948.

[56] Espín de Castro, Vilma. Presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas y Presidenta de la Comisión Nacional de Prevención y Atención Social. Cuba. "Informe de Balance Anual de la Comisión de Prevención correspondiente al año 1996.

[57] Acta de la Convención sobre discriminación contra la Mujer. Naciones Unidas. 1979.

[58] Informaciones del Departamento de informaciones públicas de las Naciones Unidas. 1996.

[59] Informe del departamento de Información Pública de las Naciones Unidas. 1990.

[60] Informe de las Organizaciones no Gubernamentales en la actividad de la prevención del delito publicado por las Naciones Unidas en 1984.

[61] resoluciones del Consejo Económico y Social de la ONU. Publicaciones del Departamento de Información Pública de las Naciones Unidas. 1985.

[62] Informe del Secretario General de las Naciones Unidas en el Octavo Congreso de Prevención del delito y Tratamiento al Delincuente. La Habana. Cuba. 1990. Publicaciones del Departamento de Informaciones Públicas de las Naciones Unidas.

[63] Constitución de la República de Cuba de 1976. Preámbulo y artículos 45 y ss. Edición Ministerio de Justicia. 1977

[64] ibid. artículo 35

[65] idid. artículos 41 y 42

[66] Código Penal Español de 1870, que entro en vigor en Cuba en 1879. Título I y siguientes, referidos al tema en la manera que se consigna en el texto. Edición Madrid. 1880

[67] Código de Defensa Social cubano de 1936. Título XI y siguientes referidos al tema tratado. Cuba. Edición Vargas S.A.

[68] Ley Penal del tránsito revolucionario, producto de las enmiendas realizadas al Código de Defensa Social de 1936, producto de las condiciones y realidades cambiantes en el proyecto social cubano, hasta la entrada en vigor de la Ley 21 de 1979, primer Código Penal genuina e íntegramente, estructurado en el proceso revolucionario.

[69] Artículos de referencia en la Ley 62 de 1987. Código Penal vigente. Edición MINJUS. La Habana. 1988.

[70] Ver artículo 317 del Código Penal vigente. Ley No. 62 de 1987. Edición MINJUS. La Habana. 1988.

[71] Ver las circunstancias agravantes de la responsabilidad penal en el artículo 53 del Código Penal vigente. Ley No. 62 de 1987. Edición MINJUS. La Habana. 1988.

 

 

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